EL BATALLÓN
Siniestro total
Diez meses ha durado la «mayoría consistente y transversal» de la que alardeó Sánchez, el tiempo justo para que eche a andar la amnistía a los separatistas del 'procés'
Cortes Españolas (II)
Cantinfleo contra agallas
De toda la contaminación acústica que Yolanda Díaz lleva produciendo desde su irrupción en la política nacional apenas se salva la primera parte de su última sentencia («Gobernar no es resistir...»). Le mandaba así un recado al Sánchez del 'Manual de resistencia' pues sabe que la legislatura está frita ... , que en diez meses se ha hecho añicos la «consistente mayoría parlamentaria» y «transversal» que formó con lo mejor de cada casa (ya saben, proetarras, golpistas, ultraizquierdistas...) y sobre la que levantó su muro «contra el fascismo del siglo XXI», 'leitmotiv' que adorna el cochambroso frontispicio de su fortaleza. Estaba cantado que era una mala idea echarse en manos de semejante 'troupe' antisistémica, casi todos enemigos declarados de la España constitucional a los que él iba a llevar por la vereda correcta, la reconciliación, la concordia y toda esa farfolla y sansirolé declarativa que enhebró Sánchez en su discurso de investidura y que fue tan alabada por la opinión sincronizada de su infantería mediática y palmera (de tablao rumboso, no crean, de esos que hasta te dan de cenar). Fue el 15 de noviembre de 2023 –ayer mismo como quien dice– pero se nos ha hecho tan largo como una condena de la mano de las traiciones, trapicheos y demás trajines en la sombra urdidos desde entonces. Descuella entre todas la amnistía a los golpistas, pero dónde hemos de dejar la excedencia de cinco días afligido por el estallido del caso Begoña, o la terca obstinación en hacer bicarbonato de la separación de poderes, o su montuno ataque contra los jueces (de hecho el propio Sánchez se ha querellado contra uno que lo citó como testigo) o su cimarrón ataque a los medios de comunicación que están fuera del mencionado tablao.
Diez meses ha durado, por tanto, la «mayoría consistente y transversal», el tiempo justo para que eche a andar la amnistía a los separatistas del 'procés' (condición 'sine qua non' para que él permaneciera en La Moncloa) y que el resto de España tenga incluso que pedirles perdón por dar un golpe de Estado. Una vez que los separatistas han conseguido librarse de la carga penal que debería castigar su asonada, humillados ya todos los españoles, Puigdemont ha decidido que ahora le toca mortificar al propio Sánchez en cada votación, convirtiendo el Congreso en la sala de despiece de un matadero donde el sanchismo yace desangrado aunque «el gran jefe» ande tan campante y hasta se vaya al cine con Begoña a ver 'El 47'. De ahí que en el último Comité Federal proclamase su displicente desprecio al Parlamento una vez que ha constatado el Gólgota que le espera en la carrera de San Jerónimo. Resultó aterrador aquel «la legislatura se completará con o sin el poder legislativo» pues nos aporta pistas fiables de los contravalores democráticos (revanchismo, soberbia, jactancia, cesarismo...) que integran la fibra política del líder socialista. Al contrario del propósito oficial de este 'sanchismo II', que era meter en vereda a sus simpatiquísimos socios, son estos los que han empeorado la baja calidad democrática que traía de serie la nave sanchista, empotrada contra la realidad y ya casi siniestro total.
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