el batallon
El sindicalista sordo (con minúscula)
Aferrado al arcano marxista de la clase obrera, le cuesta horrores al sindicalismo de hoy dejar el siglo XX y entrar en el XXI
Domingueros (2/2/24)
Page dando balonazos al muro (26/1/24)
No son trabajadores, son empresarios o como mucho son autónomos... vino a decir el sindicalista Sordo cuando le preguntaron por la revuelta del campo, con los agricultores avanzando para tomar la ciudad, dispuestos a rendirla por hambre («sin nosotros, adiós a vuestras cervecitas») con los ... tractores convertidos en verde caballería blindada hartos de «trabajar a pérdidas» y de ese sinvivir que cada amanecer llega del cielo o de los despachos, cautivos de por vida de lo que les quiera mandar la naturaleza (sequía, pedrisco, heladas pelonas o una DANA del septentrión) o lo que les manden de un despacho de Bruselas, que siempre vendrá ordenado a su vez por el lobby ecologista, tan trabajador. Para el sindicalista Sordo los autónomos (más de 3,3 millones de personas, según el ministerio de la sin par Yolanda) no pertenecen a la clase trabajadora sino a la empresarial, unos habitantes más de la «fachosfera» de Sánchez. Le cuesta horrores al sindicalismo de hoy dejar el siglo XX y entrar en el del XXI, abandonar el esquema de cómo funcionan las cosas en la esfera del trabajo, de quién es quién en el mundo laboral y del sitio que ocupa en el planeta, fieles aún sus prosélitos a lo que hace siglo y medio les dejó escrito Marx en un papelito. Ni la irrupción definitiva de la clase media como mayoritaria en España ni el derrumbe del Muro (el de Berlín no el de Sánchez) y sus dogmas laborales les entran en la mollera.
Lo cierto es que hay que relativizar la importancia y alcance del comentario del sindicalista Sordo pues el peso de Comisiones Obreras en el sector primario es francamente irrelevante. De hecho, ayer era imposible encontrar en la web de CC.OO. rastro alguno del asunto del que todo el mundo habla y que llena los informativos y los comentarios de la gente. Se hace el sordo el sindicato. No obstante, la intervención del sindicalista Sordo desacreditando las protestas ha obtenido una contundente respuesta por parte de los manifestantes que, montados en el tractor, se han entretenido en contestarle en las redes sociales enseñando en el vídeo sus manos curtidas en la huerta o el establo. Puestos a generalizar, alguno de los agricultores ofendidos incluye en su vídeo de respuesta referencias al viejo mito del sindicalista devoracrustáceos: «Y estos sabañones no son de pelar langostinos, como otros».
Quizá para el sindicalista Sordo el prototipo de persona adscrita a la clase trabajadora, pero trabajadora trabajadora, es su señora, que tiene una empresa dedicada en cuerpo y alma a la «lectura fácil» (así, en general) para la gente que no sabe comprender lo que lee y que en los últimos años se ha llevado más de 300.000 euros de origen público dando cursos sufragados por la Diputación de Vizcaya o el Ayuntamiento de Bilbao, no sé si me explico. El despegue económico definitivo de la empresa de «lectura fácil» de la parienta del sindicalista Sordo coincide con la llegada de este último a la secretaría general de CC.OO. en 2017, lo que aporta una lectura fácil de la rumbosa prosperidad de esos cursos.
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