el batallón
Omertá
La ley del silencio impuesta en Ferraz y Moncloa nos deja a Cerdán más callado que en misa y la auditoría de Puente santificando las cuentas de la era Ábalos
El Congo de José Pablo y la conga de Jalisco
Atronadora soledad
A estas alturas, después de mil y un paseíllos al juzgado de los protagonistas del culebrón corrupto que asuela los entornos y el lomo del sanchismo, en Ferraz se ha impuesto una especie de omertá, una ley del silencio que alcanza a todo lo relacionado con la trama alrededor de Ábalos ... , sanchista de primera hora y pieza esencial del primer gobierno del 'Asombro de Tetuán de la Victorias' (el barrio madrileño en el que creció la criatura) que iba a devolver la decencia al Gobierno, a librar a España del fascismo y a meterla en el siglo desde el progresismo con todo el chimichurri 'woke' como aderezo. Estas y otras milongas sentimentales se barruntaban en el viaje fundacional del nuevo movimiento socialista, que comenzó un 29 de octubre de 2016 a bordo de un Peugeot 407: «El lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar». Al volante iba Koldo, custodio de sus avales en las primarias de 2017, al que el propio Sánchez puso antes como «ejemplo para la militancia socialista, inagotable aizkolari contra las injusticias». En el asiento del copiloto, Ábalos, jefe de campaña del precandidato, luego secretario de Organización del partido y ministro de Fomento, todo un figurón del sanchismo que, ¡oh casualidad!, salió por las puertas de Moncloa y Ferraz sorpresivamente, mediado 2021, fecha coincidente con los trapicheos y mangoletas que ahora investiga la UCO.
La ley del silencio decretada ahora en Ferraz tras lo que se conoce del turbión de corrupción en el partido y el Gobierno resulta sin embargo atronadora. Más callado que en misa anda Santos Cerdán, el sustituto de Ábalos en la sala de máquinas del partido. Y resulta también muy elocuente del canguelo desatado en el PSOE a que Ábalos, si le vienen aún peor dadas en los juzgados, tire de la manta y declare «a calzón quitao» sobre lo que conocía o no Sánchez de una trama que se extendía por varios ministerios a los que esta cuerda de granujas endosaban, a precio de ostra, cada mascarilla durante la pandemia. Porque esa es otra, eligieron un momento crítico de España para enriquecerse con dinero público y con los muertos del Covid como negro telón de fondo. Ábalos y Koldo tienen información privilegiada sobre el papel de la mujer de Sánchez en, por ejemplo, el rescate de Air Europa y otros asuntos turbios del 'Begoñagate'. Ese «Hidalgo acaba de llamar porque el tema está jodido, muy jodido» es el hilo que conecta a los hampones de trama con La Moncloa. Vía libre, por tanto, al juez Peinado para que cite a Gómez para hacerle la permanente pese a que García Ortiz ha ordenado a los fiscales que pasen a formar parte del equipo de abogados de Begoña. La omertá incluye por supuesto la nula colaboración del sanchismo con la Justicia. Como ejemplo, la auditoría de Óscar Puente, ministro-tuitero porque reparte su tiempo entre una cosa y otra, que santificó la probidad de la era Ábalos en el ministerio, que por no detectar ni detectó el enchufe de Jéssica o del resto de las 'sobrinitas' de Ábalos, para luego ir liquidando, en silencio, a altos cargos del departamento. Como en Sicilia.
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