el batallón
Epístolas petrinas
Laten en cada carta amenazas a la libertad de prensa, quedando pendiente el método para meter en vereda a los periodistas desafectos
Cacareo en sede vacante
Entre Gandhi y Gila
Han coincidido en el tiempo –las calamidades nunca vienen solas– que Nicolás Maduro reclame para sí el Nobel de Economía, después de conducir a los venezolanos al salario mínimo más bajo de toda Iberoamérica (incluidas Haití y Cuba), con la autodesignación de Sánchez como salvador ... de la democracia en España. Las dos sandeces compiten en tamaño y calidad y persiguen reclamar para sí el elogio internacional pues ambos padecen una egolatría directamente proporcional a su obsesión por pasar a la historia, aunque sea por la gatera que conduce al desván donde se amontonan de los cachivaches. No es la primera vez que el chavista y el sanchista coinciden en erigirse en modelo y fuente de inspiración política para el mundo ante la perplejidad, cuando no la indiferencia, del planeta. Su influencia, en realidad, es inversamente proporcional a su jactancia y normalmente les suele salir el tiro por la culata. El Romeo del barrio de Tetuán, por ejemplo, ha conseguido que toda Europa hable de los problemas y líos 'comerciales' de su señora que habían pasado desapercibidos allende los Pirineos.
Sale a carta por semana Sánchez (la pasada a «la ciudadanía», esta a «la militancia»), de tal forma que a este ritmo de producción de 'epistolas petrinas' igual le da para un tercer volumen de memorias (Irene Lozano, calienta que sales). Si Maduro reclama para sí el Nobel de Economía, quién sabe si Óscar Puente no reclamará para Sánchez el de Literatura en su condición de «gran puto amo» de las letras. Todo es tan ridículamente posible que nada nos puede extrañar después de tanta insistencia en la teoría de «la máquina del fango» y el 'lawfare' y su disposición a erigirse en adalid de una cruzada contra medios no afines (o que a él no le hagan el corrococo) y jueces. Particularmente plomo se está poniendo con lo de los «bulos», una obsesión que no es en absoluto nueva en el sanchismo pues en la pandemia ya ordenó por escrito a la Guardia Civil vigilar el «clima contrario a la gestión del Gobierno».
Laten en cada carta del Romeo de Tetuán graves amenazas más o menos explícitas a la libertad de información, quedando pendiente el método que se utilizará para meter en vereda a los periodistas desafectos al régimen: que palmen por ahogamiento financiero, inflados a multas o vetados en la publicidad institucional, o por el cierre por decreto, ya veremos. La cuestión es quién formará parte del comité represor del periodista insubordinado o que se muestre levantisco con el sanchismo. Modestamente, propongo a cualquiera de los periodistas que firmaron el manifiesto contra «el golpismo mediático»: quizá debe presidir el comité la presentadora del medio millón de euros, y así rentabilizamos un poco ese dineral público. Para subcomité 'Fake news del copón', aquel que se inventó hace poco lo de la subvención de la Xunta a la mujer de Feijóo, también abajo firmante del manifiesto. Y al frente del subcomité 'Cazabulos catedralicios', y porque sabe de lo que habla, podía figurar la periodista que se inventó, y hasta llevó a portada, que una popular actriz tenía sida en fase terminal.
Y Maduro, Nobel de Economía, claro.
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