EL BATALLÓN
En busca del español 'bizcochable'
Más que una ley de amnistía se trata de una ley de impunidad para los 'indepes'. Ni más ni menos; así de triste, así de desalentador
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Bien sabe Sánchez que hay una parte de ciudadanos que es perfectamente 'bizcochable', con eso juega. Porque sabe que hay una significativa porción de los españoles que se reblandece sumisa ante un atropello del poder y acata –entre hocicante y pastueña, como si el asunto ... no fuera con ellos– que el que manda le birle sus derechos, que entre de hoz y coz en su dignidad como ciudadano y le desprovea de una condición nuclear de toda democracia: la igualdad ante la ley. Esa pasividad quizá se deba a la evidente falta de cultura democrática que arrastra buena parte de la sociedad española, su incapacidad de ver al elefante en la habitación. A partir de que se apruebe la infamia de la amnistía a los golpistas del 1-O (ya sean políticos, gestores del latrocinio millonario de dinero público o activistas de las brigadillas de la porra y la gasolina), lo que es delito en Ejea de los Caballeros, Hellín, Cangas de Morrazo o Madroñera no lo es en cada lugar de Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona. Porque más que una ley de amnistía se trata de una ley de impunidad para los 'indepes'. Ni más ni menos. Así de triste, así de desalentador.
Resulta deprimente que entre los doscientos y pico miembros del Comité Federal nadie levantara la voz. Nos hubimos de conformar con la leve murmuración de Page –al que este año los Reyes habrán de traerle un volquete de vaselina si ya en su día le intranquilizaron los primeros arrumacos con ERC– y con el 'no aplauso' del prejubilado Elorza. El resto de la dirigencia no solo no se rebeló ante el bochornoso «lo hago por España» de Sánchez sino que se dejó las manos aplaudiéndole, cual rebaño obediente. Hasta el momento, solo uno de entre los miles de alcaldes socialistas, un soriano de Ágreda que en su día fue senador, ha levantado la voz. Uno entre más de dos mil.
Por eso Sánchez juega con ventaja, porque sabe que el sistema se terminó tragando sin casi rechistar lo de los indultos y el formateo del Código Penal a gusto de los golpistas. Perdida ya toda la vergüenza, el PSOE se podía ahorrar toda la cháchara que adornará la 'Exposición de motivos' de su proposición de ley, esa pomposa hojarasca de palabras con la que pretende cubrir el golpe de gracia a la Constitución y a esos derechos de todos, 'bizcochables' o no, comulguen con la tropelía o se rebelen contra ella. Bastaría con que dijera sucintamente:
«La razón por la que se redacta este texto legal reside en que Sánchez siga en La Moncloa y el motivo es que se lo ha ordenado un señor que dio un golpe de Estado y que huyó de España en un maletero».
Qué bochorno internacional, qué ridículo planetario al convertir a nuestros magistrados en el hazmerreír de todo el orbe judicial, qué sofoco al ver cómo España fluye desde una democracia hacia una republiquita bananera y qué hondo desaliento al comprobar tanto ciudadano 'bizcochable' que mira, con la pasividad con que las vacas miran al tren, cómo el sanchismo atropella al Estado de derecho donde se asienta la igualdad de todos los españoles.
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