casa de fieras
El último de los nuevos
No hay discurso que soporte ser tan cínico. Pero ya saben de qué va esta vaina. Al menos, no gobierna la derecha.
La erección afectiva
Jarabe de neurona
No sé cuánto tiempo fue, pero sí el daño reputacional que supuso para Albert Rivera, las permanentes coñas en programas de televisión, artículos de prensa, 'tweets', memes y descojonos varios sobre su consumo de cocaína. Y es que, cuando el cinismo se apodera de las ... personas, se dicen demasiadas barbaridades que quedan en la hemeroteca de la pena sufrida por las víctimas. Pero también en la digital, en los enlaces, en los medios, en las cloacas… En ocasión por la demanda que Albert Rivera interpuso a Juan Carlos Monedero por vulneración del honor, demanda que fue finalmente retirada por el propio Rivera, aceptando las disculpas del fundador de Podemos. Pablo Iglesias lo achacó a una «broma» en un «contexto satírico». Pero la pupa, el cachondeíto y la farsa ya estaban en el foro. Porque ese rollo desenfado, gracioso y mordaz que siempre caracterizó al difamador, buscaba la aceptación de los demás en una especie de 'vale todo' mientras las injurias dispararan al de enfrente. Luego resulta que la 'merde' apesta en todas partes, pero muy en especial, en aquellas bocas que defienden con tanto desenfado las ajenas. Hemos conocido ayer por las noticias el asunto que está siendo denunciado por algunas mujeres contra el último de los nuevos, un tema al que deberíamos esperar en el curso de las investigaciones policiales y judiciales para poder acusar de algo al tipo. Pero cuando alguien padece de una adicción, de un problema con las drogas ya sean éstas alcohol, cocaína o ayahuasca, sí que debemos tener la suficiente altura como para no mandar a la quema al enfermo y reconocer en sus tropiezos el sentido literal del error humano. Otra cosa es lo de ser un violador que, para ese dictamen, repito, tenemos a los jueces. Pero sí se ha sabido que, en los últimos meses, el presunto machista acudió a una clínica para recibir terapia y vencer el problema generado por el consumo de sustancias ilegales.
No me gusta un país que utiliza las enfermedades para ganar el relato. De ninguno de los bandos, de ningún lado del muro. Pero de todo este jaleo, de todo este melón que se acaba de abrir deberíamos sacar alguna conclusión. La más importante es que todo vale mientras no lo haga la derecha. Un eslogan que ha servido durante algunos años para señalar, acusar y difamar a los de enfrente mientras en ese lado se encubría, se aceptaba y se rasgaban vestiduras llenas de mentira y de infamia, de ese cinismo adictivo que parece dominar los discursos de quienes llegaron para regenerar la democracia, mientras lo único que han hecho es ensuciarla y dinamitarla. Lo que está pendiente de saber son ciertos matices un tanto oscuros: ¿por qué no fue Errejón al gobierno de coalición progresista? ¿Acaso sabían en Sumar de qué pie cojeaba? Si todo lo que se está investigando se demuestra, ¿se aprovechará de una ley como la del «sólo sí es sí» de ser culpable? No hay discurso que soporte ser tan cínico. Pero ya saben de qué va esta vaina. Al menos, no gobierna la derecha.
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