casa de fieras
Los premios literarios
El premio que ABC concede es casi el fin de raza de los premios literarios
No darse cuenta a tiempo
Que se lo digan a Oscar Wilde
Hay tres tipos de premios literarios: los que te llenan de vida, los que te la arreglan y los que no te darán con vida. Esta semana que viene se entrega el Cavia, el prestigioso galardón que concede esta Casa, el premio literario del periódico ... impreso. En esta 104 edición, el ganador ha sido Rodrigo Cortés, un tipo que, además de ser mi amigo, escribe inyectando a las frases movimiento, como si bailaran en una obra de teatro entre lo telúrico y lo mágico, como un director de escenas que, al escribirlas, atiborra de paisaje, música, trama y corazón al folio en blanco. Maneja la ironía y el sentido común, la lógica y el verso, como un poeta que pule con ritmo y destreza el cuento que te cuento. Recibir el Cavia es llenarte de vida, porque de lo tres tipos de premios que existen, éste es sin duda el de etiqueta, el de smoking, el que todos los plumillas anhelamos con levantar algún día. Cortés sabe llenar de ingenio y buena letra cada una de las Terceras que escribe, así como aquellos 'poncelanos' textos de 'Pues dices tú'. Además, nos regala cada día un nuevo horizonte en el significado de las palabras en Verbolario, ensanchando el sentido de las cosas y guiñándonos un ojo ante la mediocridad de tantos iguales. También hace películas. Y cosas.
Luego están los premios que te arreglan la vida, aquellos que conceden los grandes grupos editoriales y que destacan por la viruta que compartes con Hacienda. Es pasta privada, así que hacen muy bien en dársela a quien consideren oportuno.
Después están los premios que no te darán con vida, a no ser que pertenezcas a alguno de los grupúsculos de la tertulia. Don Camilo, Cela, no Sesto, tenía la costumbre de concederse premios literarios como excusa para comer de patilla en algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. Se reunían a su mesa tres o cuatro escritores, ponían fecha de entrega y entre deliberaciones y ágape, le otorgaban a Cela por unanimidad el premio. Hoy en día suceden cosas parecidas con muchos pseudopremios literarios. Los jurados suelen ser prosistas y poetas de segunda fila. Añoran con pasar a primera línea algún día ignorando sus capacidades. Se van repartiendo entre ellos año tras año los galardones y se adulan llamándose genios tantas veces como granos de arena tiene una playa. Son los premios que no te darán en vida a no ser que pertenezcas a la casta de la sobremesa, la de los 'genios' en vida, que poco o nada tienen que ver con los genios de la posteridad.
Cuando Mapfre otorgaba el González Ruano, antes que Mapfre se apuntara a la cancelación y a la comodidad, el Cavia tenía ese hermano pequeño que perdió por el miedo de la aseguradora al qué dirán. También queda el Camba, que te lo conceden antes si eres gallego, pero eso es lógico si tenemos en cuenta cómo funcionan los nacionalismos en Madrid. Por eso creo que el premio que ABC concede esta próxima semana es casi el fin de raza de los premios literarios. Y celebro que se lo den a Rodrigo Cortés.