LA ALBERCA
Cachitos de miseria
Ciertos humoristas contemporáneos no son chungos por su sectarismo, sino porque tienen cero gracia
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El guionista de la Nochevieja en TVE no es chungo por su sectarismo, no nos perdamos en lo menor. Es malo porque tiene cero gracia. Y esto, que es lo grave, se nos escapa en mitad de los garrotazos ideológicos. Uno de los primeros ... síntomas de la decadencia de una sociedad es el mal humor, pero no el relativo al enojo, el cabreo o la cólera, que ese también. Me refiero al humor malo, al que carece de ingenio, de ironía o de creatividad. Un país con buenos humoristas está sano como una pera. Pero ahora los cómicos serios están atravesando su propia pandemia, la de la corrección política. Hoy están prohibidos los chistes sobre las minorías. Por ejemplo, al que se le ocurra hacer una gracia sobre un tullido, muerto. La gente se ríe menos ahora porque la policía del pensamiento aguarda en la trinchera de las redes sociales para moler al que enseñe las muelas con un chiste sobre gangosos. Hay que reírse para dentro, con lo que duele eso. He estado repasando el excelso monólogo de Paco Gandía sobre el niño de los garbanzos, que a mi padre le desencajaba la mandíbula, y con el sectarismo de ahora habría que prohibir más de media historia por machista, clasista y animalista. Recuérdese que la cosa iba de un padre que lleva a su hijo a los toros harto de potaje. Muy troglodita todo para los censores contemporáneos. Como para preguntarles qué opinan del sketch de las bicicletas sin sillín o el de Paca de Carmona de Martes y Trece. Los Morancos hacían una parodia hace años en la que César Cadaval era un facha y Jorge un comunista que actuaban como tertulianos en un programa de televisión. Nada de lo que soltaban entonces pasaría esta criba. Y de esta manera, cuesta abajo y sin frenos, hemos llegado a los 'Cachitos' de TVE, que más que una oda al odio y la polarización es una elegía a la falta de talento. A la miseria mental.
Hoy la ironía es un recurso peligroso. Cada vez es más habitual que en los artículos se especifique literalmente que se está haciendo uso de ella para evitar que quienes no tienen suficientes entendederas para pillarla te machaquen. Y eso es como tener que explicar un chiste o como enseñar un truco. Pero quién quiere correr el riesgo de jugarse el tipo por una broma. En un contexto en el que hay gente que dedica su tiempo de ocio a meterse con los demás a cara tapada, poco cachondeo nos cabe. Porque la gracia es inteligencia. Y el sectarismo es todo lo contrario. El sentido del humor mide la libertad de expresión y el humor malo dimensiona el declive. Es mucho más progresista un país donde se puede tener el diálogo de Gila con el del bando contrario en plena guerra:
—Que me has dao.
—Pues no seas mi enemigo.
—¡Es que me has hecho un agujero!
—Pues ponte un corcho.
A Curro Romero le dijo un crítico una barbaridad después de una mala tarde. Y cuando trataban de consolarlo, él respondió: «Gracias a dios, no sabe escribir, porque si supiera me habría dicho cosas mucho peores».
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