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CASA DE FIERAS

Lo de Savater

Que despidan de un periódico a un escritor por ser libre es un síntoma más de la pérdida de independencia a la que se asoma esta profesión

Nos queda el papel (19/1/2024)

Cuando el cinismo venció a la picaresca (12/1/2024)

A.J. Ussía

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Después de 47 años, 'El País' ha decidido que ya era suficiente. Durante el día que se publicó la entrevista que Fernando Savater concedió a Maite Rico para 'El Mundo', muchos columnistas del diario de Prisa salieron en tropel para echar mierda sobre el ... filósofo y escritor, en una especie de ajusticiamiento colectivo en el que se definían sin necesidad de conocer el fondo de las cosas. El escenario era X, aquel muro de las lamentaciones donde sale gratis ser un bluf. Le tenían ganas, muchas. Según explicaba el propio Savater en la citada entrevista, su antigua cabecera había cambiado «de haber sido un periódico crítico, plural, a convertirse en un medio gubernamental abiertamente». En esa definición caben todos esos voceros que comenzaron a lanzarle piedras en un gesto de absoluta mezquindad, como intentando ganar puntos ante una directiva que, desde hace años, no está domiciliada en Miguel Yuste sino en La Moncloa. Pero más que todos esos que se definen en la pedrada, aún me llama mucho más la atención el silencio de los que callan, esas firmas que considero libres pero que parecen haberse perdido entre tanta libertad. Fernando Savater es un hombre que está hecho de una madera noble, añeja, pero que no siempre le pareció tan mal estar en un periódico que utilizaba su poder e influencia para algunos fines igualmente partidistas como los que ahora imprime. Solo recordar las 169 portadas entre 2009 y 2012 sobre los cuatro trajes de Camps, o incluso aquella campaña orquestada por la SER mientras todavía se recogían trozos de cuerpos por los atentados de Atocha, cuando la maquinaria propició que Zapatero ganara unas elecciones que antes del atentado daba por perdidas. Ahí quizá, no molestaba tanto la deriva del periódico como molesta ahora, o es que quizá la evolución de Savater le ha ido puliendo de una forma en la que ya no le valen los grises. Hay escritores en España que siempre han sabido manejarse muy bien en los silencios, incluso mucho mejor que en sus opiniones. Pero que despidan a un escritor por ser libre es un síntoma más de la pérdida de independencia a la que se asoma esta profesión. A propósito de la publicación de las memorias de Cebrián, 'Primera página (Vida de un periodista 1944-1988)', Arcadi Espada publicó una columna ejemplar en 'El Mundo', en la que decía que «durante años, 'El País' atenuó la salvaje actividad etarra, tal vez porque creía que la amenaza del golpe militar lo hacía conveniente. La ausencia de una reflexión sobre ese asunto, en la que fue clave la figura dominante y seria y obstinadamente errónea de Javier Pradera, es el principal vacío intelectual, político y moral de estas memorias», Esos años de plomo y amonal no tuvieron, sin embargo, la censura que padecen hoy. Puede que el episodio que hemos visto esta semana, en la que un escritor y filósofo de la talla de Fernando Savater ha sido despedido por decir lo que piensa, nos haga reflexionar un poco sobre la salud mental de esta profesión. Y sobre los silencios de los que gozan de plena libertad.

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