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casa de fieras

Cuento de hadas

Cada noche al terminar los quehaceres de la granja, sus padres, tíos y el resto de familiares, se bebían a destajo los barriles de pintas

Mis pequeños adictos (24/11/23)

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A.J. Ussía

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Se nos ha ido Shane Macgowan y, a veces, uno piensa que se iba demasiado tarde, cuando en realidad lo ha hecho demasiado pronto. Su vida fue la consecuencia de un tiempo distinto, salvaje, áspero, tradicional, un tiempo en el que las cosas venían ... repitiéndose de generación en generación bajo una 'woolcap flat' y un litro de cerveza negra de biberón. De los mil verdes de Pembury, se hizo niño en la aldea de Carney, y se saltó la adolescencia para hacerse viejo de golpe en el Londres de los años setenta. De sus años imberbes le quedó impregnada la música tradicional irlandesa, pues cada noche al terminar los quehaceres de la granja donde vivía, sus padres, tíos y el resto de familiares, se bebían a destajo los barriles de pintas, celebrando un día más de vida entre el humo de cigarros, acordes de violines, 'bouzoukis', guitarras y acordeones de botones, hasta que los cuerpos se desparramaran contra el suelo. Su tía le compraba tabaco con seis años, y él, calada tras calada y sorbo a sorbo fue sorteando como pudo aquello de hacerse mayor en las normas desordenadas de ser punky sin pretenderlo.

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