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casa de fieras

Alibabá y las cuarenta lesbianas

Así es como unos funcionarios de Ceuta dan un pase de pecho al Gobierno más progresista... y que mejor torea a los españoles

Una excusa para escribir

Volver a entonces

A.J. Ussía

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En Ceuta hay una cueva que ni en el Bagdad. Por allí pululan treinta y siete funcionarios (de momento) que se han vuelto mujeres para vivir mejor que los hombres. Las cifras que desvela el Registro Civil de la ciudad autónoma anuncian cuarenta y siete ... modificaciones de género en este último año. Del total, ocho mujeres querían constar como hombres, mientras que treinta y nueve hombres han dejado de sentirse varones, pero únicamente para cambiarse la letrilla del género en el DNI, y al toque, disfrutar de los beneficios que les otorga la Ley Trans en plan 'ábrete sésamo'. De toda la farsa, me tienen fascinado las treinta y siete lesbianas sobrevenidas que, de un día para otro, han dejado de tener un padre de sus hijos para tener una madre no gestante, como bien defendía una de ellas, el cabo Roberto Perdigones, a la periodista Sonsoles Ónega en 'Y ahora Sonsoles', esta semana. El asunto es un melón que ha recuperado de golpe y porrazo la picardía de los españoles que, hecha la ley hecha la trampa, y han encontrado en este nuevo lagar de géneros la manera de salirse con la suya. Quico Alsedo publica 'Víctimas de lo Trans' (Deusto, 2024) donde desgrana, con el impecable y honesto estilo del periodista de El Mundo, las historias más tristes de muchos transrrepentidos. En sus páginas se leen las verdades afiladas que no querrías para los tuyos. Entre los relatos reales que narra el libro de Alsedo, al vacile de los polis y milis que se han descojonado del sistema en Ceuta, se ve tanta picardía como poca humanidad. Pero que no falte el gallo viejo que se planta al poder, que encuentra el atajo, el hueco, la llave para sacarle al Estado una grieta, de las ganas que le tengo. Unos les dicen caraduras; otros les dan las gracias. Parece que han abierto el camino de la verdad, de que tuvimos razón cuando el disparate aún permanecía como broma macabra. Ahora sumamos treinta y siete mujeres que son igual de hombres que ayer pero menos que mañana, y que verán el punto que ganan en el ascenso, el destino, las bajas; lo de madre no gestante que pide permiso porque está embarazada de gracejo, así como de mangui graciosa, qué tanto nuestro.

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