lente de aumento
Yolanda Díaz, la democracia eres tú
Para la vice, el baremo del buen demócrata es Nicolás Maduro
Oye, ¿sabes de qué murió Franco?
Más miedo dan los que besan el anillo
Yolanda Díaz es una demócrata fetén. Una de las de verdad, de esas que necesita España para combatir el fascismo emboscado en cada rincón del país (seguimos siendo un país, ¿no?). Ella, por nosotros, hará lo que haga falta. Hasta el ridículo. Total, vivir ... instalado en él no pasa factura a la lady Godiva del progresismo, otra palabra maleada de tanto retorcerla y magrearla.
La madrugada del pasado sábado me dio por mirar en la fábrica de bulos, covacha de ultraderechistas (por resumir: X), si nuestra vicepresidenta tenía algo que decir sobre el autogolpe de Estado perpetrado horas antes por Maduro en Venezuela. Nada. Como apoyo la conciliación familiar, la jornada laboral reducida y hasta el silencio intermitente, supuse que la detención de María Corina, la militarización de Caracas y las razias de las milicias bolivarianas la pillaron pensando en cómo aparentar que se bate Cuerpo a Cuerpo contra sí misma. Porque ella es Gobierno y cobra por asistir a ese Consejo de Ministros donde se toman tantísimas decisiones con las que la vicepresidenta segunda está en desacuerdo. Nada de nada. Ni un mísero tironcillo de orejas al dictatorzuelo caribeño. Igual necesitaba consultar con su séquito de asesoras como calificar al camarada Nicolás: ¿patrón?, ¿padrecito?, ¿diosito?
Dormí un poco y volví a asomarme a X. Por un momento, pensé que era muy pronto y que, quizá, nuestra vice había trasnochado. Los demócratas tienen derecho al descanso remunerado (conquista, lo llaman). Pero no, sí que tuiteó. De sus cosas, vaya. Se lo ahorro por falta de espacio.
Me dio por tirar hacia atrás. Acabé fondeando en uno de esos tecleos empalagosos, de mucho celofán y purpurina. Puro yolandismo: «La España en libertad era el horizonte de esperanza que persiguieron miles de personas durante el franquismo. Desde la clandestinidad pelearon por un país mejor y con la muerte del dictador consiguieron abrir las ventanas para poder volar más alto». Todo con sus fotitos del artisteo de cabecera, ese al que se le reconoce la modernidad pero veo complicado asociarlo con la clandestinidad. ¿Quién? ¿Almodóvar?
Hablaba de hace 50 años. De lo que está ocurriendo ahorita mismo al otro lado del charco para qué. Conociendo su gusto por la eficiencia en el trabajo, la búsqueda incansable de la economía del esfuerzo, podría haber repetido este melosito tuit y, donde ponía España, teclear Venezuela; en franquismo, chavismo, y así. Seguí navegando y llegué a un vídeo del 29 de julio de 2024, un día después de que el régimen robara las elecciones al candidato opositor, Edmundo González. Son apenas diez segundos. Yolanda Díaz en rueda de prensa: «Lo primero que hay que hacer es reconocer los resultados electorales. Es lo que hacemos los demócratas en el mundo». Porque la democracia de Yolanda consiste en apoyar a un dictador vivo, resucitar a uno muerto hace cincuenta años y laminar la división de poderes para mayor gloria de su patrón monclovita. Para ella esa democracia con tufo totalitario.
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