Errejón, no seas cínico, no es neoliberalismo, es acoso
Si Errejón es un tocón, faltón, acosador y mujeriego, marrullero en excesos carnales (ay, Yolanda, ¿desde cuándo?) no es por haber sucumbido al neoliberalismo. ... Eso no, Íñigo. No seas además de acosador un cínico de lengua artillada. Tus víctimas no se lo merecen.
Es todo mucho más sencillo: eres un sátiro abusador. Lo que en la jerga barrial se ha calificado siempre de baboso.
Aquí la faltriquera no tiene nada que ver y sí la entrepierna, porque, amigo, creo que tus pulsiones inguinales desbocadas obedecen más al subidón testosterónico de quien, si asaltaba los cielos, cómo no iba a hacer lo mismo con las alcobas. Tu verborrea de indignado, jaleado por embelesadas huríes, te apollardó hasta el punto de creerte incluso deseable.
La corte zalamera te hizo confundir admiración con deseo y, claro, ahí se te fundieron los plomos.
Lo patético es que un comportamiento deleznable lo victimices hasta el punto de presentarte como la presa y no la alimaña. Que además lo barnices de ideología de saldo es repugnante. Acostumbrados a los juicios implacables de las redes que tanto jalean los tuyos, ahora lo que toca es verte en un banquillo como líder de los machos alfa de esa manada, sin chorradas como la que pretendes deslizar: que de haberte mantenido rojo purísimo, lo de acosar a mujeres no habría ocurrido nunca.
Venga, pajarito, lo tuyo es el ego subido, la soberbia del que se mira en el espejo y no ve a Harry Potter sino a un maromo de cuerpo hercúleo. Pues eso, Íñigo, que lo de magrear no es cosa de fachas sino de cerdos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete