LENTE DE AUMENTO
Fe de corrupto
Padecemos una corrupción por acción pero una incluso peor, por omisión
Para qué sirve Puente
Políticos 'celebrities'
Amigos sicilianos me hablaban con rabia de esa atracción, en mi caso veneración, por la trilogía de 'El Padrino'. Habíamos convertido a unos asesinos despreciables en personajes a admirar. Su lamento venía a cuento de la turística peregrinación por las calles de Corleone, como ... esperando encontrar una hornacina con la beatífica imagen de Don Vito. Explicar las cualidades narrativas y fílmicas de la película resultaba inútil. «Aquí, Pery, hubo una guerra mafiosa que se llevó por delante a familias enteras, iros a Taormina, que Corleone no merece vuestras fotos». Es cierto, el pueblo no es de los más bellos de la isla pero en mi descargo diré que los restaurantes emborronan la queja de mi amigo con unas paredes repletas de fotos en sepia de la mala muerte mientras hacen caja.
Narró Gistau en una crónica reverenciable en este diario que «el pueblo entero es hostil a los forasteros, ya sea por protección endogámica –una aplicación colectiva, cultural, de la omertá– o por la fatiga agresiva de quienes están hartos de proyectarse al mundo con una sola reputación: el parque temático de la Mafia». Esa querencia, el apetito por lo prohibido, lo obsceno, lo delincuencial no nos es ajeno en nuestra tierra. Aquí padecemos una corrupción por acción pero también otra peor por omisión, esa que hace que quienes deberían fustigar a sus empantanados cofrades acaban por, a lo menos, ignorarlos, a lo más, defenderlos con fe de converso. Eso quizá sea por autoprotección, un abyecto para que no me salpique pero también porque saben los trovadores de lo negro que su grey tiene la piel muy fina para la inmundicia ajena y muy gruesa para la propia.
Lo testé en mis años en ese vergel de la corrupción que fue, ¿todavía es?, Baleares y que modestamente agité gracias al ímprobo trabajo de mis compañeros de galeras en el diario. Recuerdo que en aquellos años repletos de sumarios, fiscales de parte y defensores de lo 'nostro' que en realidad era lo suyo, lo más desasosegante fue siempre esa llamada de teléfono en la que el politicastro de turno no te preguntaba si lo que acabas de llevar a la portada era cierto sino los motivos por lo que lo hacías: «coño, Tomeu, porque Jaume es una mangante, joder». Acuñé entonces que Mallorca era una isla con sobrecoste, el de la corrupción, y dejé por escrito en mi primera carta a los honderos que era como Sicilia pero sin muertos. Aquello me granjeó enemistades eternas que se resumían en la inquina que por lo visto profesaba a su tierra el maldito 'foraster 'enviado desde Madrid. Lamenté siempre que quienes deberían sentirse en realidad más ofendidos de todos, los compañeros de partido de la banda mafiosa en cuestión, fueran los primeros en defender lo que sabían indefendible: el cuate expoliador.
La corrupción, así, parecía que no gangrenaba todos los cuerpos sino exclusivamente a los de la otra bandería. La corrupción no tiene ideología, infecta a todas. y todas acaban coincidiendo en los mismos burdeles, relojerías y concesionarios de coche de lujo hortera. Porque lo hortera une mucho.
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