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el retranqueo

Por acción o por omisión

Ábalos es víctima de sí mismo, de la torticera idea que el PSOE construyó sobre la corrupción ajena, de su propia ley del embudo

Que si la abuela fuma

No sé qué decirte, ministro

Manuel Marín

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«Debía saberlo». «Culpa in vigilando». «Por acción o por omisión». Son las expresiones que usaban aquellos guardianes presuntuosos de la ética y la estética que estrecharon el carril de la permisividad, la nueva policía de la moral, los paladines de la ejemplaridad. Ellos crearon ... las reglas, marcaron con tinta a los culpables, lo fueran o no, y daban igual la imputación, o el procesamiento, o el juicio, o la absolución. O hasta once absoluciones consecutivas. De nada servía, y el estigma persistía como una cruz de sangre en la puerta del señalado. Ábalos y aquellos inquisidores de la buena política son los que decidieron cuál debía ser la frontera entre las responsabilidades judiciales y las políticas. Las primeras eran irrelevantes, cuestión de tiempo. Pero en la urgencia de estos regeneradores de las esencias, en las prisas por cobrar piezas de caza, la exigencia era guillotinar. Decapitar al rival públicamente, a cualquier coste. No bastaban cortafuegos ni cordones sanitarios contra el corrupto sucio. Siempre era una causa general y punto.

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