Tribuna abierta
La tiara, el águila bicéfala y el Toisón de Oro
«En el momento en el que Europa busca más que nunca referencias simbólicas de identidad cultural y límites de pertenencia política o geográfica, estos tres jalones de poder podrían tal vez servir de referencia»
![La tiara, el águila bicéfala y el Toisón de Oro](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2019/05/25/sainte-waudru-k3hD--1200x630@abc.jpg)
Asistiendo recientemente a un oficio religioso en la colegiata de Sainte-Waudru de Mons, en Bélgica, mi atención se centró de pronto en la vidriera cenital del coro del edificio, que fusiona simbólicamente la quintaesencia del poder político y religioso bajo cuya autoridad se situaba ... el lugar. Al observar los tres motivos heráldicos superpuestos en el interior del ventanal gótico, reconocí los símbolos de soberanía jerarquizados de los diferentes conjuntos que se encontraban bajo la jurisdicción de la antigua capital del condado del Hainaut: la tiara, el águila bicéfala y el Toisón de Oro, y de inmediato se me ocurrió que estos eran la metáfora de lo que podrían ser los diferentes niveles de pertenencia y de identidad de la actual Unión Europea en su futuro destino político y espiritual.
La tiara es, claro está, Roma y el papado, autoridades morales y universales «católicas», en el sentido etimológico del término, que señalan el poder espiritual más allá del campo de las responsabilidades terrenales.
El águila bicéfala negra sobre fondo de oro representa el Imperio y, más exactamente, el Sacro Imperio Romano Germánico, heredero del Imperio Romano de Occidente, desaparecido en el año 476 y sucedido por el Imperio Romano de Oriente, que poseía el mismo emblema.
En el momento en el que las vidrieras de la colegiata de Mons fueron instaladas, el Sacro Imperio era gobernado por Felipe el Hermoso, hijo de la duquesa María de Borgoña y del emperador Maximiliano de Habsburgo. Casado con Juana la Loca, Reina de España e hija de los Reyes Católicos, su hijo, el futuro Carlos V, nacido en Gante, heredará gracias a sus alianzas el mayor territorio político jamás concebido en Europa tras la caída de Roma: Austria, Alemania, los Países Bajos, el sur de Italia, España y las Américas. No en vano, cuenta la leyenda que en su reino «nunca se ponía el sol».
Finalmente, el Toisón de Oro y el maravilloso imaginario caballeresco que lo acompaña, símbolo mitológico del espacio borgoñón, que se identificaba en ese momento con los antiguos Países Bajos (las diecisiete provincias) y una parte del territorio de Francia, primer espacio político importante del que dependían la ciudad de Mons y el condado del Hainaut, entonces unido a Flandes.
En el momento en el que Europa busca más que nunca referencias simbólicas de identidad cultural y límites de pertenencia política o geográfica, debatiéndose entre la noción de un imperio europeo centralizado -simbolizado hoy día por Bruselas- y las naciones soberanas (o incluso las regiones históricas) que la componen, estos tres jalones de poder podrían tal vez servir de referencia.
La tiara simboliza la cristiandad, nexo tradicional de la inmensa mayoría de los pueblos soberanos que componen el viejo continente en su impulso místico de corazón y de espíritu templado por la razón grecolatina que funda su humanismo lúcido e integral.
El águila imperial bicéfala es la unión reforzada y solidaria de los Estados de Europa, del Este al Oeste -sentido original del desdoblamiento simbólico de la cabeza- y del Norte al Sur, sin la cual no podríamos hacer frente a las superpotencias que la circundan y que la observan con ojos de predador.
Y el Toisón de Oro es, finalmente, el nivel de proximidad de los pueblos por excelencia, aquel en el que pueden expresarse con más libertad las culturas autóctonas en su comunidad lingüística, de hábitos o costumbres, sin negar la trascendencia de sus particularidades para beneficio de un ideal superior de interés colectivo que las sobrepasa y las integra al mismo tiempo.
Solo de este modo Europa se convertirá en un sueño y un modelo en la corona de estrellas resplandecientes que constelan su bandera, azul como el firmamento.
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