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Theresa en«La cabina»

Álvaro Martínez

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Fue una premonición. Llegaba Theresa May a la Cancillería en Berlín, a convencer a Angela Merkel de que le preste auxilio de urgencia para otro acuerdo del Brexit, y se bloqueó la puerta del coche. Que no abría y que no abría, que no podía ... salir. Cuando algo no está de Dios, no está de Dios... Fueron apenas unos segundos pero ese bloqueo, con Angela esperando en la puerta de la Kanzleramt, sintetizaba el angustioso y oclusivo momento político de la premier británica, hoy por hoy un cadáver político que a la desesperada intenta tomar algo de oxígeno para que el óbito no sea tan desastroso como el resultado de aquella carga de la brigada ligera en Balaclava, «por el Valle de la Muerte cabalgaron los seiscientos», llena de cantos patrióticos y, sobre todo, de derrota.

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