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Una raya en el agua

La tesis del rey

Un sanedrín político de doblez moral farisaica se atreve a establecer el estándar de ejemplaridad democrática

Ignacio Camacho

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El martes, en la comparecencia con que le perdonó -por ahora- la vida política a Felipe VI, Pedro Sánchez dijo para elogiar al actual monarca que las instituciones robustas -adjetivo de moda en el lenguaje que Amando de Miguel llama politiqués- «se abonan con ejemplaridad ... y transparencia». Y se quedó tan satisfecho como el que acuña un proverbio. Pero esa frase tan solemne, con la que es imposible estar en desacuerdo, la dijo el hombre que sigue escondiendo, tras cinco meses de pandemia, el número real de muertos. El que primero se inventó un ficticio comité de expertos, luego se resistió a dar a conocer la identidad de sus miembros y a explicar quién redactaba los informes técnicos, y finalmente negó la existencia del citado órgano al Defensor del Pueblo. El que usó el estado de alarma para ocultar los contratos de compra de equipamiento médico. El que camufló en un decreto sanitario la inclusión en la comisión del CNI del vicepresidente del Gobierno. El que permitió a su ministro de Fomento seis versiones distintas del encuentro con la lugarteniente de Maduro en el aeropuerto. El que mantiene la hoja de vuelo de sus viajes en secreto. Son sólo unos ejemplos. Todo un paradigma de transparencia del que tomar lección, enseñanza y consejo.

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