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Cambio de guardia

Soliloquio en Nochebuena

España duerme. Duermen los españoles. Lo verdaderamente trágico es que les importa un pito lo que pase con la nación: su extinción incluso

Gabriel Albiac

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Oímos a través de lo leído, a través de los libros que tallaron nuestras vidas. Los de mi edad, al menos. Y, cuando se haya extinguido -muy pronto- el último hombre que supo leer, nadie oirá ya nada. Ni entenderá. Repetirá, tan sólo.

Despierto de ... la resaca navideña, con la sospecha de haber soñado un libro, líneas muy precisas de un libro. Sé el anaquel en el que hallarlo. No es tan fácil dar con las líneas. En realidad, no sé siquiera cuáles son ni qué dicen. Sólo hay el ritmo exacto de una interlocución. Que tintinea en mi cabeza tras el discurso navideño del rey. Como un metrónomo melancólico que no accede a revelar su mensaje. Un discurso es un tono, no un contenido. Un tono en el cual aquel que escucha debe reconocerse. Un tono y una cadencia.

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