EN PRIMERA FILA
Sánchez pierde su resiliencia
No admite enmiendas y, por tanto, no reacciona ante el fracaso. Por pura soberbia, el líder socialista se ha vuelto incapaz de sobreponerse a la adversidad
Cuando el discurso del ganador que arrasa a su rival destila más humildad que el del perdedor, algo falla en la mente del derrotado. La enorme soberbia de Pedro Sánchez ahoga al PSOE en una estrategia suicida: es errada y no permite enmiendas. Por tanto, ... no es capaz de reaccionar ante el fracaso. El exceso de confianza del político español más resiliente se ha convertido en su peor enemigo.
Es un absurdo que tras la noche más aciaga de los socialistas andaluces, Ferraz reparta culpas a todos menos a sí misma para no admitir que el líder socialista se ha equivocado en el discurso, las alianzas parlamentarias y la gestión del gobierno. Por no lograr, el PSOE ni siquiera ha alcanzado los dos objetivos mínimos que se marcó: no bajar del millón de votos (se ha quedado por debajo de 900.000) y mantener como suelo los 33 diputados que obtuvo Susana Díaz en 2018 (baja tres escaños). Pero según la dirección socialista los culpables son Juanma Moreno por adelantar los comicios, los andaluces que se fueron a la playa o al cine en vez de a votar, Pablo Casado por dejar trazada una estrategia de anticipos electorales, y, por supuesto, Alberto Núñez Feijóo por continuar con el plan de su predecesor para crear un clima de cambio político. Incluso pueden entenderse culpas a Susana Díaz por no haberse ido voluntariamente en 2018 para que Juan Espadas tuviera más tiempo para prepararse.
Por contra, los socialistas dicen que en el batacazo no ha tenido nada que ver que Pedro Sánchez indultara a los independentistas que atentaron contra la unidad de España, ni que se asociara con los herederos del brazo político de ETA, ni que subiera los impuestos, ni que la gasolina se encuentre a 2,2 euros por litro o la clase media esté adelgazando de manera peligrosa... El debate ya no es si el discurso oficial de Ferraz es más o menos acertado sino cuánta vergüenza ajena provoca. En Génova deben de estar dando palmas con las orejas ante esta negación total de la realidad y este empecinamiento en tomar por idiotas a los votantes. Sin duda, la mejor noticia para el PP es que el PSOE no corrija el rumbo. En su obsesión por no hacer concesión alguna a los populares, Sánchez ha terminado por despejarles el camino.
Los que conocen bien al líder socialista le describen como un personaje marcado a fuego por su pasado. Con un punto de víctima por aquella traumática expulsión de 2016 junto a una autoimagen de héroe regresado de entre los muertos para forjar su propio (y gran) destino. Las elecciones andaluzas anticipan que su destino igual no era tan grande y que cada vez más españoles quieren expulsarle de La Moncloa en las próximas elecciones generales. Por pura soberbia, Sánchez se ha vuelto incapaz de sobreponerse a la adversidad.
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