Todo irá bien
El espejo
![Salvador Sostres: El espejo](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2020/03/02/mirror-with-ornate-frame-kBYE--1200x630@abc.jpg)
A veces cuando salgo de la ducha me miro desnudo en el espejo. De perfil, que es lo más cruel para los que estamos gordos y somos calvos. «Qué panorama», pienso. Y enseguida me pongo de frente para atenuar el impacto y me seco con ... la toalla ya en la habitación, mirando hacia cualquier otra parte. Me asombra lo simpático que debo de ser para que las chicas que aún sienten por mí algún deseo puedan sublimar todo esto. Yo de ninguna manera podría abstraerme de algo como lo mío en una mujer, aunque fuera encantadora. En algunas épocas suelo estar más delgado pero si mi carácter, o su parte más amable, refleja mi empeño en el júbilo, mi celebración de la vida y la creencia de que es más importante la esperanza que su resultado; mi cuerpo es el resumen de mi rendición, de mi dejadez, de mi debilidad ante las pulsiones. Me pregunto si siendo un Brad Pitt escribiría igual o me dedicaría a ejercer mis derechos de conquista. Es raro tratar de proyectarme en una escritura bella -«al fin y al cabo», Jaime Gil de Biedma lo dice, «lo normal es leer»- y supongo que es porque nunca la he hallado en el espejo. Que mis artículos, y mi carácter, si es que no son lo mismo, me hayan tendido sobre cuerpos que no habría podido soñar, confirman el poder de la metáfora circular y que si eres hombre, tu suerte no acostumbra a depender de las cartas que te tocaron y con fuerza y talento casi todo puedes voltearlo. Ser muy guapo te sacia de un modo más inmediato, pero con el yo menos trabajado, y he visto a bellos amigos buscando su sentido y encontrando su vacío en la facilidad que su atractivo les daba. De todos modos, sería traicionarme negar el dolor con que muchas noches he tenido que asumir las más hirientes derrotas, la impotencia de mi fuerza, de mi encanto, de mi talento con que he visto que todo era inútil aquella vez, y que la hermosura me sería negada y por motivos que nunca podré cambiar. En el espejo veo un cuerpo dejado, derruido, culpable, ha pasado el tiempo y mis defectos y mi decrepitud se han agravado; pero también veo que desde este fondo he sabido defender una expectativa, crear un mundo muy mío y volver creíble la ilusión de que me estiliza lo que escribo. Mentiría si no admitiera que intento contenerme y que me deprime no lograrlo, pero mentiría aún más si no agradeciera cada día de mi vida con una euforia de estadio.
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