Vivimos como suizos
Río Bravo
Tanto el cine como el fútbol (tu equipo) ofrecen vidas paralelas. También para sufrir y para disfrutar
![Rosa Belmonte: Río Bravo](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2022/05/31/belmonte-U308945292061tH--1200x630@abc.png)
Leo una entrevista donde Lucía Lijtmaer dice que a las mujeres se nos educa para pensar que el amor es lo más. En mi vida se me ha dicho algo así. Otra cosa es que lo haya visto en el cine. Pero lo que está ... bien para Ingrid Bergman o Deborah Kerr no tiene por qué estar bien para mí. Ni con Cary Grant. También leo a Lijtmaer preguntarse por qué no damos la misma importancia a las amistades que a los amores. Y de verdad que no entiendo nada. ¿Pero en qué mundo va a ser más importante el amor que la amistad? Supongo que cada uno tenemos nuestra educación y nuestras costumbres. O será que me parece, como a Paul Valéry, que mi vida no tiene nada de extraordinario, pero mi manera de pensar en ella la transforma.
El sábado, antes del partido, volví a ver ‘Río Bravo’, mejor antesala que la nada previa de las televisiones (cuando desde luego no estaba pasando la nada). Como la he visto tantas veces no me cabreé por los cortes abruptos y sin sentido de Trece ni por tener que disfrutar del pedaleador eléctrico o el carro de la compra con ruedas para subir escaleras. El otro día, mi amigo Sergio del Molino escribió sobre lo mala que es ‘Anatomía de Grey’. Le sigo hablando. Te puede no gustar (o en mi caso, darme por saco el momento ‘woke’ actual de niños trans y pronombres neutros), pero no es una serie mala. Diría que Shonda Rhimes es la Howard Hawks de la televisión. Porque nunca ha ido de nada. No ha ido de artista. No es David Simon y sus ínfulas. Me dirán: pues claro que no es David Simon; David Simon es Dios y Shonda una petarda. David Simon es el tipo que dice «que se joda el espectador medio». Y ‘Anatomía de Grey’ está pensada para el espectador medio. Pero también Dickens escribía para el lector medio.
‘Río Bravo’ es una película sobre la amistad. También hay un poco de amor con Angie Dickinson, pero sin molestar. «Yo no he dicho que te quiera, he dicho que te iba a arrestar si salías así», le dice John Wayne cuando ella pretende ir con una especie de corpiño. Un corpiño que cae encima de Walter Brennan. Una película donde sale Walter Brennan siempre es mejor que una donde no sale. Lo mismo pasa con Thelma Ritter, sobria o borracha. Dean Martin está más guapo desharrapado, con la camiseta raída y la chaqueta. Con el pecho al aire y sin afeitar. Mucho más guapo que Rodrygo con camiseta y corbata el domingo. Pobre.
Recordaba Garci en el último de sus telegramas cinéfilos, ahora recopilados en un libro precioso por Reino de Cordelia, que prefiere ‘Río Bravo’ a ‘Centauros del desierto’. Tanto el cine como el fútbol (tu equipo) ofrecen vidas paralelas. También para sufrir y para disfrutar. Tristeza y felicidad. O felicidad y felicidad, como el sábado con la película de Howard Hawks sobre la amistad de esos tipos adorables y el Real Madrid ganando la número 14. Felicidad al menos en la tele.
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