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Memoria de agravios
Acataré la sentencia del Supremo me guste o no por principio

La Memoria Histórica, en vez de enseñarnos a no repetir errores, nos incita a redoblarlos, convirtiéndose en Memoria de Agravios. El mejor ejemplo es la exhumación de Franco que no cierra un capítulo tan sangriento como emocional de nuestra Historia, lo reabre cuando era tan ... lejano como la Guerra de Cuba para mi generación. Conocen mi opinión sobre el asunto: Franco no debió ser enterrado en Cuelgamuros, destinado a los caídos de ambos bandos en la contienda fratricida, que él sobrevivió casi 40 años y porque ya se había procurado el panteón familiar en el cementerio de El Pardo. Pero cometido ese error, lo mejor era dejarle en aquella tumba faraónica y alejada, monumento a la tragedia en que desempeño tan importante papel. La izquierda española, sin embargo, aún no ha digerido aquella derrota, si pudiera, dinamitaría el monumento, pero ya que les equipararía a los talibanes, se contenta con desenterrar a su enemigo, no para quemarle, como solía hacerse, sino para proclamar que ha ganado la última batalla contra Franco. Faltaba sólo el líder que se atreviera. Alberto Garzón ha caracterizado a Pedro Sánchez de «aventurero». Me parece más un ventajista, alguien que aprovecha cada ocasión para salir de su mediocridad. En cualquier caso, era el hombre adecuado, más, cuando las encuestas empiezan a darle la espalda y le permite presumir de haber logrado lo que González, Rubalcaba, Zapatero no consiguieron: desterrar a Franco de su mausoleo. Faltaba, sin embargo, un detalle: ¿adónde llevarlo? Porque la familia, que tiene la última palabra sobre sus difuntos, se opone a la exhumación. Hubo que mover Roma, la Curia, el Tribunal Supremo para lograrlo, y ya se sabe el lugar de reposo definitivo del dictador: el elegido por él, en El Pardo, a dos pasos de Madrid, con alrededores hermosos y buenos restaurantes. La mayor paradoja sería que se convirtiera en lugar de peregrinación, como el Valle de los Caídos últimamente. Además, habrá que vigilarlo día y noche para ordenar las visitas y evitar profanaciones. Para resumir: han hecho un pan como unas tortas. Tortas de verdad. Porque los españoles no desaprovechamos oportunidad de pelearnos, no hay que olvidar que hubo tres guerras carlistas. Tal vez la de 1936-39 fue la cuarta. Nuestra derecha se equivoca a menudo; la izquierda se equivoca incluso al acertar. Suele ocurrir cuando ignorancia y resentimiento se unen.
No es ésta la única preocupación. Corre el rumor de que la sentencia del procés está lista para la firma. Y que descarta el delito de rebelión de los líderes secesionistas, dejándolo en sedición. La diferencia es la mitad de la pena para los encausados. El argumento es que la rebelión no fue consumada. O sea que las arengas a la multitud desde un coche abollado de la guardia civil y las vallas lanzadas contra las furgonetas de la policía no fueron realmente violencia. A mi me parece más violencia que los tiros al techo del Congreso de Tejero, cuya rebelión, por cierto, tampoco fue consumada. Aunque advierto que acataré la sentencia del Supremo me guste o no por principio.
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