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Vidas ejemplares

A mí ya me ha tocado la lotería

Pensándolo bien, ¿qué más se puede pedir...?

Luis Ventoso

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Jamás me ha tocado un patacón en la lotería. Este año tampoco, por supuesto. Debo formar parte de una saga de perdedores patológicos, porque a mi padre, que era más entusiasta de los décimos que yo, le ocurría lo mismo, y a mis abuelos. Las ... empresas donde he trabajado que jugaban a un número del Gordo perdían de antemano su tiempo y dinero, pues al tenerme en plantilla quedaba garantizado que allí no tocaría. Juego solo por cubrir el expediente social. Sé que no voy a rascar ni la pedrea. No tengo suerte. Nunca saldré en los telediarios dando saltitos sincopados delante de una administración de Lotería, asperjado por el cava de emergencia del súper de al lado y con un careto de euforia a lo Jack Nicholson en «El resplandor». Nunca me podré comprar el apartamento en Torrevieja a tocateja. Creo que si jugase a las tragaperras habría más posibilidades de que se le fundiesen los plomos a la máquina que de que me cayese la cascada de monedas. Si me metiese en las apuestas del fútbol, suspenderían la jornada por alguna nevada. Si jugase a la ruleta, solo acertaría en caso de tratarse de la rusa.

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