Vidas ejemplares
Razonar con los pies
Algunos de los argumentos a favor de los indultos rondan lo pasmoso
![Luis Ventoso: Razonar con los pies](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2021/06/02/pablo(2)-U30894529206zj--1200x630@abc.png)
Ante la extravagante decisión de Sánchez de indultar a los presos sediciosos en contra del Supremo como peaje para mantenerse en La Moncloa, su entorno ideológico se está movilizando para aportar argumentos a favor. Algunos resultan sorprendentes. Tal es el caso de una gloriosa -o ... psicodélica- tribuna que rubrican entre otros Almunia y Barón, dos ilustres clásicos del socialismo español, y Manuela Carmena, que ha sido juez (aunque casi nunca lo parezca). Para echarle un capote a Sánchez, estos egregios pensadores han inventado un nuevo concepto: «La comprensión social del delito». Su razonamiento es que hay que otorgar los indultos debido a «los porcentajes de la opinión pública en Cataluña favorables a los condenados». ¡Ole! Acaba de nacer la justicia al albur del sentimiento popular. Vamos con algunos ejemplos para entender en qué jardín nos meteríamos:
Una madre parada con cuatro hijos a cargo no logra encontrar trabajo. Desesperada, sin salida, atraca un banco con una pistola de juguete y se lleva una pasta para ayudar a su familia. Ante este drama humano, probablemente la mayoría del público sería partidario de un indulto. Y según la flamante teoría -o teotontería- de ‘la comprensión social del delito’ habría que concederlo. ¿O es que acaso la nueva gracia solo va privilegiar a los golpistas de Lledoners y no al común de los españoles?
Un símil más chusco. En 2018 la justicia archivó una denuncia por acoso y maltrato presentada por Rocío Carrasco contra su exmarido Antonio David Flores. Tras el estiradísimo culebrón que ha armado Telecinco para lucrarse con el asunto, ¿qué pasaría si aplicásemos la teoría de la ‘comprensión social del delito’ y convirtiésemos al respetable público en juez del caso? Pues que al tal Antonio David le caería pena de galeras, como poco.
Otra parábola. Poniéndole mucha fantasía, vamos a imaginar que en Galicia el nacionalismo separatista se ha hecho con el poder. Galicia es una pequeña potencia hidráulica, por la sencilla razón de que llueve mucho. Durante el franquismo las concesiones de la mayoría de sus embalses se otorgaron a la empresa gallega Fenosa, con fecha de explotación hasta 2050, e incluso alguno hasta 2060. Pero andando el tiempo, Fenosa acabó absorbida dentro de un conglomerado dirigido desde Cataluña y llamado ahora Naturgy. Así que la Xunta separatista, en la línea victimista del independentismo catalán, lanza una campaña invitando a los gallegos a no pagar el recibo de la luz ‘porque nuestra agua enriquece a los catalanes’. Por supuesto es una gilipollez: en un Estado de derecho tienes que pagar el servicio que te presta una compañía. ¿Pero qué pasaría si aplicásemos el interesante concepto de Almunia y Carmena de ‘la comprensión social del delito’? Pues que a los gallegos les parecería ‘caralludo’ no pagar su recibo de la luz a los catalanes y habría que darles la razón.
Afortunadamente no funcionan así ni el mundo ni España, un país solidario de ciudadanos libres e iguales. Excepto en la mente de algunos iluminados que quieren justificar lo injustificable.
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