Suscríbete a
ABC Premium

Llanto por la vieja política

«Este funeral ha tenido algo de expiación crepuscular, de homenaje a un estilo extinguido, a una estirpe desaparecida»

Ignacio Camacho

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Si esta capilla ardiente pudiera servir como símbolo de algo que a Alfredo le hubiese gustado, sería de la reconciliación interna del partido. Pero no va a ocurrir. Si te fijas bien, la mayoría de los que han venido ya no está en activo; ... no representamos tanto lo que es hoy el PSOE como lo que ha sido». Sábado por la mañana. Una luz transparente de mayo tamiza el patio del Congreso mientras ciudadanos anónimos se santiguan o dejan rosas rojas ante el féretro de Rubalcaba en el Salón de los Pasos Perdidos. La antigua, canosa nomenclatura socialista -González, Griñán, Chaves, Guerra, Lissavetsky, Ares, Ibarra, Serrano- se abraza en los pasillos. Uno de los colaboradores del político muerto menea la cabeza con la pesadumbre de un huérfano desasistido. «Sí, era como un padre político. Y a su manera discreta, sin estridencia, sin ruido, se había convertido, no en el líder, pero sí en el referente moral de la oposición al sanchismo. Que ya tampoco existe porque la victoria electoral la ha diluido; de algún modo estamos llorando también por nosotros mismos. Por lo que fuimos».

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación