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Leópolis

La estrategia putinista sigue basándose en la dialéctica que modeló al presidente ruso cuando todavía era un aprendiz de asesino soviético

Jon Juaristi

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En la madrugada del jueves al viernes, los rusos bombardearon Leópolis, que no había sido declarada ‘ciudad abierta’, pero en la que el interminable flujo de refugiados que tratan de llegar a la frontera polaca hace muy improbable cualquier defensa.

Leópolis (Lviv en ucraniano) era, ... antes de la Segunda Guerra Mundial una de las grandes ciudades cosmopolitas de Polonia, en la que convivían polacos, ucranianos, armenios, bálticos y judíos rusófonos que hablaban yidis como lengua propia. En 1945, estos últimos ya habían desaparecido por las chimeneas de los crematorios o en las fosas comunes del nazismo cuando la ocupó el ejército soviético y Stalin la incorporó a Ucrania. En Leópolis, cuando era aún la polaca Lwów, nació Zbigniew Herbert (1924-1998), uno de los más grandes poetas europeos del pasado siglo. Busco uno de sus poemas en prosa, ‘Un país’, incluido en su ‘Informe desde la ciudad sitiada’. Dice así, en la traducción impecable de Xaverio Ballester (Hiperión, 1993): «En la misma esquina de este viejo mapa, hay un país que añoro. Es la patria de las manzanas, de las colinas, del vino agrio y del amor. Por desgracia, una gran araña tejió sobre él su tela y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño».

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