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Vidas ejemplares

Ducha helada

Sánchez podría ir enterándose de que el enemigo es el separatismo

Luis Ventoso

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El presidente progresista del diálogo para todas y todos, aquel que hace diez meses secreteaba en Pedralbes con su por entonces socio Torra, viajó ayer a Barcelona. En su visita relámpago y sin periodistas fue abucheado por doquier por hooligans separatistas. El Gobierno ha venido ... enfatizando que en Cataluña solo hay «un problema de orden público». Pero debe ser agudo, porque cuando ayer visitó a los policías heridos que convalecen en dos hospitales de Barcelona, Sánchez se vio acosado en ambas clínicas por manifestantes separatistas, incluidos sanitarios con bata blanca que llegaron a increparlo agresivamente (lo que invita a preguntarse si son el personal adecuado para cuidar a policías nacionales agredidos por la turba independentista). En uno de los hospitales, Sánchez entró por el garaje de Urgencias y emparedado entre vehículos de escolta. En el otro se hizo necesario solicitar cuatro furgonetas patrulla de refuerzo, a pesar de que ya había un cordón de mossos. En el asiento trasero de la berlina del presidente, un escolta empuñaba un subfusil, lo que da idea de lo tranquila que está la Cataluña de Torra.

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