El batallón, de uno en uno
«Irene, bonita, en el feminismo mando yo que me lo he currado»
Otra vez andan a palos los socios en el Gobierno de Pedro y Pablo, ahora por la ley de Igualdad de Trato que el PSOE ha birlado, precisamente, a la ministra de Igualdad
![Álvaro Martínez: «Irene, bonita, en el feminismo mando yo que me lo he currado»](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2021/01/23/bonita-U308945292063D--1200x630@abc.png)
Entre la fértil cosecha de frases para la historia, entre pixies y dixies, cocineras antes que frailas o dinero público que no es de nadie, una de las más memorables de Carmen Calvo es aquella en la que sostenía que «el feminismo no es de ... todas, no bonita, nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento progresista». En un principio, bonita, todo el mundo pensó que la exclusión iba dirigida a las mujeres de la derecha, a las liberales, a las centristas o incluso a las no alineadas de antemano en la brújula ideológica convencional. Pero no, bonita, parece que ahora las comunistas tampoco entran en ese selecto club donde Calvo ejerce de portera y guardiana de las esencias del movimiento feminista si tenemos en cuenta que habiendo todo un Ministerio de Igualdad, las socialistas, capitaneadas por la vicepresidenta primera, han presentado por su cuenta la Proposición de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, de la que la ministra Montero se enteró anteayer cuando preparaba la merienda en el chalé de Galapagar.
Se reabre por tanto la batalla por el control de la causa morada en la que ambas facciones del Gobierno ya han mantenido agrias disputas sobre la distinción entre el sexo y el género. Tan profunda es la discusión que, con el chaparrón de muerte y de ruina que está anegando España, ríase usted de la que mantuvieron los bizantinos sobre el sexo de los ángeles mientras los turcos tomaban tan campantes Constantinopla. Es igual de oportuna. Atentos: a juicio de Calvo y su selecto club de feministas que «se lo han currado», el sexo es un hecho biológico y el género es una construcción social, de tal forma que, bonita, con semejante batiburrillo de géneros, identidades sexuales y autodeterminaciones que van surgiendo a cada paso del llamado movimiento LGTBI «se pone en riesgo el propio concepto jurídico y sujeto político mujer», Calvo dixit, Calvo pixie o vaya usted a saber. A lo que la otra parte responde al PSOE con acusaciones de «transfobia» o de elaborar, ni más ni menos, «panfletos franquistas».
La disputa ha servido también para meditar, en este caso sin género de duda, sobre para qué existe un Ministerio de Igualdad si hasta la ley de Igualdad de Trato, que se supone tarea fundamental de ese departamento, la presenta la sin par Adriana Lastra (feminismo supuestamente fetén) y no la ministra Montero, que efectivamente parece que igual-da que esté o que no esté porque las normas se las hacen fuera. Revisemos la agenda oficial de Irene Montero un día después de que la mencionada Lastra registrara la proposición de ley. A las 10.00 reunión con la escritora Rosa Regás y a las 12.30, con la presidenta de la Asociación de Clásicas y Modernas. Nada más.
En el fondo de esta batalla entre las distintas facciones de la progresía ibérica está el hacerse con el control de las probetas, matraces y microscopios del laboratorio social (y de sus anejos tinglados emergentes) que la izquierda tiene montado para acabar con el «capitalismo heteropatriarcal» y demás monsergas, bonita.
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