BARCELONA AL DÍA
DE LA PANTOJA AL BUSCÓN
EL cuerpo tenso, la boca prieta, el klinex en la mano para romper a llorar en cuanto viera un micrófono..., la esencia del pantojismo se empieza a fundir con la imagen de la megatransición catalana concentrada en la foto de Artur Mas sentadito mohíno en un AVE. «No llores, Arturet, que los Reyes te traerán un tren»..., pero Arturet no se siente ya con fuerzas para evitar esa «pantojidad» que le inunda y de la que ya no va a salir nunca, y comienza su bolero entre pucheros... Soltó de corrido ese discurso «delañopasao» que ya no le aceptan ni en su partido sobre el somos los que más damos y los que menos recibimos. Ni Rajoy, ni Ana Pastor, ni mucho menos el Príncipe se prestaron a quitarle el klinex ni los mocos, aunque por la tarde ya se inundaron los medios de comunicación (salvo los pantojistas, a los que no llegan noticias de fuera) de los datos y números que convertían a Artur Mas en un mentiroso; bueno, en realidad, en un mentirosete, pues son mentirijillas para seguir tirando. Pero tiene más crédito el pantojismo de la banda de la boca prieta, que intelectualmente lideran Pilar Rahola y Joel Joan (por cierto, no deberían poner en la misma página, como ayer, a Rahola y Francesc de Carreras, pues el enorme peso cultural de uno le quita esa gracia de carcajada a la superficialidad de la otra), que esa cofradía del disimulo y la tenaza que encarna Duran i Lleida y su partido de Unió. Ese traje, ese hambre saciada, esa picardía aquí y allá, ese pecho por delante y si se prueba la financiación ilegal él dimite inmediatamente... En fin, ese aire quevediano, españolazo y decadente en el uno tapándose con la lustrosa capa los lamparones y en el otro cogido por las cámaras en el patético esfuerzo de subirse al mismo escalón mecánico de la estación del AVE que Rajoy y el Príncipe, probablemente para ilustrar con esa foto y aunque sea a empujones la crónica del letrista de los boleros... «Pasarán más de mil años, muchos más... (tirorí)...Tanta vida yo te di, que por fuerza tienes ya sabor a mí...»
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