donde habita el olvido
Sueños de fortuna y lujuria
Los aventureros que conseguían hacer fortuna frecuentaban sus 'saloons', que proliferaron a docenas, y sus tres burdeles
San Pedro de Arlanza, tierra de leyendas
![Antiguas viviendas de los buscadores de oro](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/noticias/2024/11/25/bodi-RTZ5ZFcGCN8zdOt0Jqek4MK-1200x840@diario_abc.jpg)
Un evangelista definió Bodie Hills como «mar de pecado, azotado por la lujuria y la pasión». Corría el año 1878 y el lugar se había convertido en un foco de atracción de los buscadores de oro. En muy poco tiempo, pasó de ser un ... territorio baldío en medio de un desierto montañoso a albergar una ciudad con casi 10.000 vecinos y varios miles de casas. Había iglesias, bancos, hoteles, bomberos y una escuela. Los aventureros que conseguían hacer fortuna frecuentaban sus «saloons», que proliferaron a docenas, y sus tres burdeles. Las reyertas por las explotaciones, saldadas con tiroteos, eran frecuentes, lo que convirtió a en una leyenda que luego inspiró películas y libros.
El auge de la ciudad fue tan rápido como su declive. A mediados del siglo XIX, la fiebre del oro que había llevado a la Sierra Nevada de California había empezado a decaer. Fue entonces cuando un minero llamado William Bodie descubrió una veta de oro en 1859 en las montañas del condado de Mono. Atraídos por su fortuna, en los años siguientes, cientos de aventureros llegaron a las colinas para emular al pionero cuyo apellido dio nombre a la localidad. Muy pronto, había ya en explotación 30 yacimientos que producían medio millón de dólares al mes. Su etapa de esplendor decayó a partir de 1883 cuando las compañías mineras se declararon en bancarrota. El lugar pasó a llamarse Bodie Bluff en referencia a la decepción de quienes sólo hallaron la ruina y la miseria moral en aquel Eldorado de California.
El oro, que durante más de una década enriqueció a algunos mineros, propició la construcción de un ferrocarril, levantado por jornaleros chinos, que abastecía de madera y de bienes de consumo a la población. Bodie fue uno de los primeros enclaves, casi al mismo tiempo que Nueva York, en disponer de iluminación eléctrica.
A pesar del éxodo masivo que se produjo a partir de 1890, las explotaciones mineras siguieron operando. La ciudad sufrió dos incendios, uno en 1892 y otro en 1898, que la dejaron devastada. En 1915, experimentó una inesperada recuperación cuando el empresario James Stewart Cain instaló un negocio de distribución de madera por la región. Bodie continuó su actividad incluso en la etapa de la Gran Depresión hasta que el pueblo quedó totalmente abandonado después de la II Guerra Mundial tras morir sus últimos habitantes, un puñado de viejos que se habían negado a abandonar el escenario de sus sueños. Hubo que esperar a 1960 a que el Congreso declarara la localidad como monumento histórico de Estados Unidos.
Un minero llamado William Bodie descubrió una veta de oro en 1859 en las montañas del condado de Mono
Cientos de turistas llegan cada día a Bodie Hills para visitar las minas abandonadas que se han conservado casi intactas. Igual sucede con la iglesia, una construcción de madera con un campanario, que sigue teniendo el mismo aspecto que en 1880. Se han restaurado algunas viviendas que conservan el mobiliario original, incluyendo las vajillas y los enseres de las cocinas. Se puede ver también coches oxidados al borde de un camino de tierra y una gasolinera que data de los años 30.
Las autoridades del condado han erigido un museo que exhibe fotografías, enseres domésticos, gafas, cuadernos y objetos de sus antiguos habitantes, lo que da la impresión de que el tiempo se ha detenido en la población minera.
Para los más curiosos es posible recorrer el cementerio con una visita guiada. Allí fue enterrada una niña de tres años, apodada 'El Ángel de Bodie', muerta accidentalmente al ser golpeada por el pico de un minero. La leyenda, una de las muchas del lugar, dice que el espíritu de la niña sale de su tumba y se aparece a los visitantes. En la esquina de las calles Green y Park, hay también una casa en la que se rumorea que habita el fantasma de una criada china. No es difícil imaginar lo que fue Bodie en aquella década prodigiosa en la que el dinero, el whiskey y las prostitutas amenizaban las noches de aquellos hombres rudos que confiaban en que un golpe de fortuna podría hacerles ricos. Muy pocos lo lograron.
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