Menos inmigración y más austeridad: lo que une y separa a los conservadores de la extrema derecha en Austria
En sus negociaciones para formar gobierno, ambos partidos coinciden en endurecer la política migratoria, pero la clave será presentar un plan de ahorro de 6.000 millones para esbozar los presupuestos
Austria entra en una deriva política, al fracasar la coalición anti-extrema derecha
Varios cientos de manifestantes protestaban el domingo ante el palacio Hofburg de Viena mientras el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, recibía al líder de la extrema derecha del FPÖ, Herbert Kickl. Después de tres meses de negociaciones ... de una fallida coalición cuyo objetivo era mantener el cordón sanitario a su formación, en las que han tomado parte los populares del ÖVP, los socialdemócratas del SPÖ y los liberales Neos, Kickl recibía, esta vez sí, el mandato para formar gobierno.
En las pancartas de los manifestantes se recordaban las consignas contra las vacunas que elevaron la popularidad de Kickl durante la pandemia y las más escandalosas frases que repitió durante la campaña electoral, cuando se presentó reiteradamente como «canciller del pueblo» («Volkskanzler») y cuando atacó a otros partidos como «traidores al pueblo» («Volksverräter»), términos en alemán con claros ecos nazis.
Las protestas elevaron su tono cuando Van der Bellen anunció oficialmente que había encargado a Kickl negociar una coalición con el conservador ÖVP y este dijo, por su parte, que confía en encontrar «soluciones viables». El presidente aseguró que el líder del FPÖ le informará continuamente sobre el desarrollo de las conversaciones con el ÖVP y se permitió aconsejarle: «No tome este paso a la ligera».
Las negociaciones entre FPÖ y OVP son posibles gracias a que, en las últimas 48 horas, las voces reacias a una coalición con la extrema derecha se han ido silenciando, según ha reconocido el presidente tras una ronda de consultas con todos los partidos. Pero eso no quiere decir que la negociación vaya a ser fácil. «Ahorrar 6.000 millones es un obstáculo, es todo un desafío», ha declarado el jefe del Consejo Fiscal, Christoph Badelt, tras hacer un llamamiento a ambos partidos para que presenten un programa de austeridad «en ocho o diez días», que permita esbozar lo que serían los próximos presupuestos generales y evitar los procedimientos de déficit de la UE.
Austria arrastra la necesidad de ahorrar al menos 18.000 millones de euros durante el próximo periodo legislativo. «El problema real no ha cambiado en absoluto», explica Badelt, para quien «las partes están en principio a favor de ahorrar más en el lado de los gastos, pero no tengo conocimiento de que existan planes muy concretos para ello». Las ideas de austeridad de los conservadores ya supusieron un obstáculo insalvable en las negociaciones con el SPÖ, que fueron canceladas precipitadamente el sábado por el actual cancillerKarl Nehammer. Badelt advierte de que «se puede hacer (ahorrar 6.000 millones), pero es bastante brutal», y duda que Herbert Kickl lo acepte, dado que su programa incluye varias medidas populistas difícilmente financiables. Sin embargo, también es una realidad que la extrema derecha y los populares tienen en común buena parte de su programa.
Desde la presidencia de Sebastian Kurz, los conservadores se han acercado progresivamente en cuestiones de inmigración y asilo, hasta el punto de que la gobernadora de Baja Austria, Johanna Mikl-Leitner, habló el sábado por la noche de la necesaria «lucha contra el islam». Ambos partidos, FPÖ y ÖVP, proponen la lucha contra el islam político basada en la Ley de Prohibición nazi. El FPÖ quiere relajar, por otra parte, la prohibición del pañuelo para mujeres en la administración pública y el sistema educativo, así como la tarjeta de pago para solicitantes de asilo, de forma que no reciban dinero en metálico sino como bono de adquisición de productos de necesidad básica.
Políticas en común
Ambos partidos quieren también dificultar el acceso a la nacionalidad austriaca y aumentar las deportaciones y las medidas contra la inmigración ilegal. La extrema derecha del FPÖ, además, pretende denegar la residencia a todos los sirios que viven en Austria, con la retirada del estatus de protección y la deportación inmediata de los refugiados de esta nacionalidad. Ambas partes insisten en el cierre de fronteras, asegurando los cruces sensibles con vallas. Están dispuestos a recortar las prestaciones sociales a los inmigrantes a la mitad en sus primeros cinco años de residencia y sugieren la creación de un servicio para combatir el fraude social. También coinciden en la exigencia de que los niños hablen alemán para acceder al sistema educativo, mediante un examen de detección del leguaje, así como en la introducción de un «bono de cocina», destinado a incentivar a los padres a cuidar a los niños y alimentarlos en casa, en lugar de dejarlos tantas horas en los colegios.
En cuestiones económicas, el FPÖ y el ÖVP siguen enfoques casi idénticos. Quieren reducir el impuesto de sociedades, prolongar el horario laboral, reducir el impuesto de transmisión patrimonial y reducir los costes salariales, aunque el ÖVP también quiere rebajar el seguro de desempleo y el FPÖ lo ve como una idea «antisocial».
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