editorial
Fomento cierra el sainete de los trenes con ceses en falso
Señalar como responsables a dos personas cuya salida ya estaba acordada previamente es un fraude a las expectativas de la opinión pública
La forma escogida por el Gobierno para asumir la responsabilidad política en el caso de la chapuza ferroviaria de Cantabria es muy digna del sainete que ha constituido todo este episodio de principio a fin. La semana pasada se supo que Renfe había encargado una treintena de trenes que superaban las dimensiones necesarias para la red de Cercanías de Asturias y Cantabria.
Para acallar las críticas, el Ministerio de Fomento ha elegido como 'cabezas de turco' a dos técnicos, uno de Renfe y el otro de Adif, cuyas salidas de sus respectivos cargos ya estaban previstas con antelación. La decisión ha despertado malestar entre sus compañeros y en los sindicatos. Señalar a dos personas –una a punto de jubilar y la otra que iba a ser recolocada dentro de la misma empresa– como los máximos responsables de una extraordinaria cadena de fallos y negligencias constituye un fraude a las expectativas de la opinión pública sobre este asunto.
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