la dorada tribu
Ernesto de Hannover, el príncipe airado
Iba mucho con Carolina a Extremadura, y luego, él solo, ha cumplido de inquilino contento de Ibiza, donde en las épocas últimas militaba en la contemplación
Aquella cabina en la Gran Vía
Cayetano, apolo de Armani, dandi de montera
![Hannover, en una de sus visitas a Madrid](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/noticias/2025/01/11/hannover-Rrvl0W9WicjcusTdPgRI5VL-350x624@diario_abc.jpg)
Ernesto de Hannover es un archifamoso en las hemerotecas de la aristocracia y en los archivos de las trifulcas diversas. Vivía más bien desaparecido, pero ha montado un altercado muy ameno en un restaurante de Madrid. La cosa se oreó en redes. Iba con ... él su novia, Claudia Stilonopolus, hija de la inolvidable Pitita Ridruejo, que ha reconocido que hubo un número incómodo, pero que se trata de un arrebato pasajero, porque Ernesto tiene problemas con el índice de azúcar. Pues vale. La noticia, más allá de todo esto, es que Ernesto sigue en activo. Se llama Ernesto Augusto Pablo Otto Ruppercht Oskar Berthold Fiedrich-Ferdinan Christian Ludwid Hannover. O sea, que será cualquier cosa, menos un cualquiera. Salió millonario en títulos de nobleza. Abreviando, es el príncipe Ernesto de Hannover. Enrama, en las lejanías, con nuestra Familia Real, zona Reina Sofía. Es un cruce de alcurnia y cabreo. Ha sido a ratos el marido ausente de Carolina de Mónaco. A ratos. Cuando en Madrid se casaban Don Felipe y Doña Letizia, bajo aquel diluvio, prefirió quedarse a dormitar nuestro hombre en el Hotel Ritz la resaca de la noche anterior. A Ernesto es que a veces se le complicaban mucho los horarios.
Unas versiones aprueban, desde entonces, que cerró con entusiasmo la barra del bar del gran hotel madrileño y otras versiones encumbran que casi vino a pillarle el alba abierta trotando por las grutas de oro de 'Madrid la nuit'. Lo mismo da. Lo que sí está claro es que no apareció en la boda propiamente dicha, aunque sí asomó en las celebraciones previas, lo que le puso a huevo al personal castizo la oportunidad única de eternizar el giro 'hacer un Hannover', que es la versión actualizada del 'a mí, señores, que me echen un galgo. O dos'. Por entonces, era el marido de Carolina, marido ausente, o no. La pareja fue muy frecuentadora de España, y hubo suficientes años sucesivos, allá por los inicios del 2000, en los que aterrizaban a menudo por aquí, rumbo a la finca Las Golondrinas, o rumbo a la finca Aguas de Verano, ambas en dominios cacereños, donde se daban al ejercicio de la caza. Cuando el matrimonio entró en declive, cundía por ahí que la ruptura podría acreditarse definitivamente si faltaban a la cita otoñal y española de la caza.
Ernesto iba mucho con Carolina a Extremadura, y luego, él solo, ha cumplido de inquilino contento de Ibiza, donde en las épocas últimas militaba en la contemplación, pero antes fue fiestero. Padeció una pancreatitis que casi le lleva al cementerio. En la clínica Nuestra Señora del Rosario, en la isla, le trataron de algo al respecto, que cundió enseguida como un susto terminal.
Iba con él su novia, Claudia Stilonopolus, hija de la inolvidable Pitita Ridruejo, que ha reconocido que hubo un momento incómodo
En los periódicos, ultimaron en secreto su obituario. Pero resucitó enseguida, y el obituario quedó en anécdota playera, naturalmente. A rachas, el príncipe ha cumplido de iracundo, y hasta reinventó antaño el paraguas como arma eficacísima para ahuyentar paparazis. Hasta fue condenado a pagar más de 300.000 euros por golpear, en Kenia, al propietario de una discoteca. Durante el juicio, el mismo Ernesto confesó que arrastraba conflictos con la bebida y que a menudo le atenazaban sobresaltos de ira. La boda con Carolina empujó a Ernesto a un palco puntero en las páginas de la vida fastuosa, y ahí se fue fundando su mala fama de aristócrata con el verbo palabrón y la mano más bien larga. Hasta hoy. Es un príncipe con horas de cafre. Difícilmente defrauda. Ni en los bares ni en los tribunales de Justicia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete