Análisis
«Nadie esperaba estas protestas, pero no hay marcha atrás»
Miembros del Gobierno admiten preocupación por las manifestaciones contra la amnistía y temen que se recrudezcan cuando se registre la ley, posiblemente el lunes. Pero la determinación es seguir adelante
![Protesta en Málaga, ayer, contra el pacto del PSOE con Junts, a las puertas del Palacio de Ferias y Congresos donde tiene lugar un acto de los socialistas europeos con presencia de Pedro Sánchez](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/noticias/2023/11/11/image-Rtkw32qtOC1PKpfg1qhhDmM-1200x840@abc.png)
¿Cuánto durarán y cómo evolucionarán? Estas dos preguntas se han vuelto recurrentes en el Gobierno desde que empezaron las protestas contra la ley de amnistía. Las manifestaciones preocupan de forma creciente al Ejecutivo, que teme que puedan recrudecerse a partir del lunes con el ... registro de la ley de amnistía en el Congreso. «Recogerá todo y va a provocar mayores tensiones. La dimensión de este paso no es la de los indultos», reflexiona un miembro del Ejecutivo que admite que la magnitud de las protestas les ha pillado por sorpresa, tras la controlada contestación callejera que tuvieron los indultos, la eliminación de la sedición y la rebaja de la malversación.
«Nadie las esperaba», reconocía el viernes, horas antes de que Pedro Sánchez y Olaf Scholz quedaran encerrados durante una hora en la subdelegación del Gobierno en Málaga porque los manifestantes rodearon las salidas del edificio. Si el canciller alemán tenía interés por saber cómo se ha tomado España la claudicación ante Carles Puigdemont, lo conoció de primera mano.
Para varios miembros del Gobierno, la culpa de las protestas la tiene Ferraz por haber dejado a Puigdemont dilatar tanto la negociación. «Desde que el presidente defendió la amnistía ante el Comité Federal hasta que se cerró el acuerdo pasaron dos semanas», recuerda un alto cargo, en alusión a que los socialistas no previeron que el acuerdo con ERC enfadaría a Junts y, después, no supieron manejarlo. «La negociación se prolongó en exceso y eso dio espacio para que se organizaran las protestas. El presidente no debía haber hablado de amnistía hasta que el acuerdo estuviera cerrado», sostiene.
A ningún jefe de gobierno le gusta que las protestas de su país tengan repercusión en el exterior, y a Sánchez, tan enamorado de su proyección internacional, menos que a ninguno. Las manifestaciones contra la amnistía ya aparecen en los medios de comunicación europeos y arruinan el argumentario del líder socialista. Lógicamente, no cabe defender que la nueva ley va a mejorar la convivencia en España cuando provoca fuertes tensiones en las calles. Aún así, que nadie se llame engaño.
«No hay marcha atrás. El plan es registrar el lunes la ley de amnistía y la investidura saldrá adelante», subraya el citado miembro del Gobierno. La determinación de los socialistas a continuar es total pese a las protestas y presión crecientes tanto de la calle como de numerosas instituciones. En este contexto, los más optimistas del Ejecutivo tienen puestas sus esperanzas en que una vez se registre la ley de amnistía la presión no crezca sino que amaine.
«Cuando se conozca el documento en profundidad, su alcance, detalles y concreción exacta, el foco dejará de estar en el acuerdo con Junts que, por otra parte, solo recoge vaguedades. La cesión de tributos, por ejemplo, no está garantizada. Y sobre el referéndum, ellos (Junts) van a plantearlo pero no hay compromiso de concederlo», señala un alto cargo. «Lo que hay de verdad es lo que estará recogido en la ley de amnistía», apuntala. Efectivamente, el registro de este texto será un hito, pero está por ver si en la línea optimista que intenta dibujar este miembro del Ejecutivo o en la contraria que temen otros.
No obstante, la clave para que los socialistas sigan adelante es que las filas están prietas. El partido aún no ha tenido tiempo de asimilar el pacto y las críticas existen pero, al menos de momento, de manera soterrada. Solo Emiliano García-Page sigue saliéndose del guion de Ferraz y el viernes realizó una intervención muy dura mostrando su disposición a recurrir el acuerdo fiscal pero, de nuevo, sin capacidad de arrastre interno.
Y es que, curiosamente, la mejor mordaza que tiene Pedro Sánchez para que su partido calle, aunque le resulte vergonzante la rendición ante Junts, es la debacle que los socialistas sufrieron el 28M. «Fue un 'shock' importante. La opción de volver a gobernar después de la pérdida de poder de mayo es la oportunidad que tiene el partido para recuperarse. A eso se agarra todo el mundo aunque el pacto no le guste a nadie. A nivel de partido no es un plato de buen gusto», analiza un dirigente socialista.
Ese «todo el mundo» incluye tanto a los miembros del Consejo de Ministros como a los principales dirigentes socialistas. «Es incómodo para todos, desde Illa, a Iceta, Marlaska, Montero... nadie veía la amnistía. Todos decíamos que era inconstitucional», recuerda.
¿Y qué pasa con los militantes, sin sueldo del partido? «La disyuntiva de escoger entre un gobierno progresista y uno de ultraderecha sigue siendo suficiente. Están muy alineados con el planteamiento de la dirección federal», añade.
Entre los socialistas también existe la idea de que Alberto Núñez Feijóo le hizo un gran favor a Pedro Sánchez cuando reconoció a Junts como interlocutor. «Quiso mostrar que era un líder diferente y que teniendo la posibilidad de gobernar no lo haría a cualquier precio, pero normalizó el diálogo con Junts y nadie creyó que pactar con ellos fuera realmente una opción para el PP».
Este domingo, los populares han convocado manifestaciones contra la amnistía en todas las capitales de provincia. Va a ser un test importante tanto para la oposición, que las ha convocado en solo una semana, como para el Gobierno. Pero también van a poner a aprueba otro de los mantras que vienen manejando los socialistas desde hace meses: el de que una cosa es cómo se ven las cosas en Madrid y otra muy distinta cómo se ven en el resto de España. Hasta ahora, la tesis que alimentaba Ferraz es que el tema catalán lleva tanto tiempo instaurado en el debate público que la idea de que 'Sánchez cede para seguir gobernando' no genera alarma social ni es un tema que esté en el debate ciudadano fuera de Madrid. Sobre esa idea, alimentaban la legitimidad de seguir pactando con los independentistas.
De ahí que las dos preguntas que más se repiten estos días entre los ministros sean las que encabezaban el artículo: ¿cuánto durarán las protestas y cómo evolucionarán?
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