Esta vez el hielo no se encuentra en el fondo de profundos e inaccesibles cráteres que nunca han visto la luz solar, sino al abrigo de miles de «trampas frías» superficiales, repartidas en un área de 40.000 km cuadrados alrededor de los dos polos
Su hallazgo impulsa definitivamente los planes de NASA y de su programa Artemis, para establecer un asentamiento permanente, y repercute en los planes de las otras naciones
Investigadores elaboran una detallada lista de los sistemas estelares desde los que un observador podría descubrir fácilmente la Tierra, e incluso los rastros químicos de la vida
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