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Solo el 43% de los conductores reconoce que ve bien para conducir

Desde 2017 ha mejorado la visión de los conductores: hay menos personas que se ponen al volante con una visión inferior a 0,5, la requerida por ley

Una bue­na agudeza visual permite ob­servar con precisión los estímu­los visuales del entorno vial DGT

J. Bacorelle

Madrid

Aunque los sistemas de ayuda a la conducción y la seguridad en los vehículos en los coches son cada vez mayores, el factor humano sigue estando detrás de gran número de accidentes. Según la DGT, teniendo en cuenta que a través de los ojos los conductores recibimos el 80% de la información durante la conducción, se trata de una cuestión importante. Los principales trastornos son presbicia (42%), miopía (39%), astigmatismo (39%) e hipermetropía (18%).

La agu­deza visual (definición o detalle con que se perciben los objetos), el cam­po visual (espacio total que se abarca con la visión al mi­rar a un punto cen­tral) y la sensibilidad al contraste (capaci­dad para discriminar un objeto del fondo en el que se encuentra) son capacidades bá­sicas para la conducción que se pueden ver alteradas por nume­rosas enfermedades o trastor­nos, bien del propio órgano de la visión (cataratas, glaucoma o al­teraciones de la refracción, como la miopía, astigmatismo…), bien por enfermedades de otros órga­nos o sistemas, como la diabe­tes. La disminución de esas ca­pacidades pone en riesgo la se­guridad tanto del propio conduc­tor como de terceras personas.

Y una buena visión es uno de los factores fundamentales a la hora de sentarse al volante. Pese a que para renovar el carné el examen psicotécnico incluye una revisión del estado de nuestra visión, la realidad es que tan solo el 43% de los conductores reconoce que ve bien, y uno de cada tres tiene serios problemas para leer los paneles informativos de las carreteras.

Además el 44% de los conductores afirma haber tenido un susto al volante por culpa de su visión, al no haber visto o haber visto tarde algo que influía en su recorrido. Esta es una de las conclusiones que se extraen del informe «Yo no soy un lince. ¿Está la sociedad concienciada de la importancia de la visión en carretera?», presentado por la asociación Visión y Vida y elaborado con la colaboración de Correos Express.

El informe, derivado de la campaña de revisiones visuales, que recibe el apoyo de la Dirección General de Tráfico, del Servei Català de Trànsit y de la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco, quiere cerrar seis años de trabajo de concienciación en carretera. En palabras de Salvador Alsina, presidente de la entidad: «En 2017, con nuestra primera campaña de test visuales, logramos descubrir la relación existente entre mala visión y accidentabilidad. Hoy, seis años después, lo reconfirmamos».

En 2017, otro estudio de la entidad indicó que las personas con peor visión (inferior al 0,5 requerido por ley) tenían más accidentes que el resto. Ahora, en 2023, con 1.764 muestras, reconfirman que las personas que creen que no ven bien (incluso pensando que se defienden), tienen 10 puntos más de accidentabilidad que aquellos que consideran que ven bien (25,1% frente a 15,6%).

Sin embargo, el estudio presenta otros datos más positivos: «Tras seis años de trabajo concienciando sobre la importancia de la visión en carretera, vemos cómo ha disminuido el número de personas que conducen con una visión inferior a 0,5 de 600.000 a 470.390», explicó Elisenda Ibáñez, coordinadora de la entidad, durante el acto.

El estudio incorpora un informe poblacional que busca comprobar hasta qué punto el ciudadano es consciente de la importancia de la visión en conducción y extrae datos como que solo un 43% de los conductores considera que ve bien para conducir y se demuestra en hechos como que el 27,7% tiene serios problemas para leer los carteles informativos de la carretera (incluso a un 0,6% se los tiene que leer su acompañante). Quizá, estos problemas deriven del hecho de que el 20% de los conductores, aunque su visión empeore, prefiere retrasar la visita al optometrista hasta que ya le parece preocupante. «En estos seis años hemos mejorado, pero queda claro que queda mucho por hacer para lograr una tasa de accidentabilidad cero en carretera debido a un problema visual», añade Alsina.

El 40,7% de los conductores lleva gafas o lentillas de repuesto en el vehículo. «Aunque no es exigido por ley, sí que es muy recomendable; sin embargo, hay un 28,8% que se atreve a conducir cuando se ha las ha olvidado, algo que nos alarma», explica Alsina.

Una de las problemáticas más serias en lo relativo a visión y conducción es el hecho de ponerse al volante en condiciones de baja luminosidad o de noche. Ibáñez explica al respecto: «más de la mitad de los conductores (52%) afirma padecer problemas serios en conducción nocturna. Es más, el 32,6% evita conducir de noche debido a las molestias que siente. Durante el amanecer y el anochecer también vemos cómo al 70,9% les molesta mucho la luz solar. Es importante que el conductor sepa que existen algunas lentes especiales que ayudan a mitigar esos problemas y así puedan conducir con mayor seguridad».

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