Nissan Micra 1.2 Tekna, un urbanita convincente
El utilitario japonés, completamente actualizado, supone una buena alternativa para los que buscan desmarcarse de los equivalentes más vistos. Sólo lo hay con motor de gasolina.
madrid Actualizado: GuardarEquiparable a un Chevrolet Aveo, un Seat Ibiza o un Toyota Yaris, por ejemplo, el Micra juega con la exclusividad que le aporta ser un producto menos popular por menos visto. En ésta, su nueva generación, cambia por completo respecto a la anterior, y no sólo en cuanto a diseño. Sin ir más lejos, es ligeramente más grande (3,78 metros de largo), lo que permite acomodar a 4 adultos de talla normal, o a 2 con 3 niños.
El habitáculo disfruta de una aceptable presentación. No hay plásticos acolchados (todos son rígidos y de aspecto mejorable) como en algunos rivales (Ibiza, Renault Clio, Skoda Fabia o Volkswagen Polo, por ejemplo), pero en general todo se aprecia fiable y bien ajustado.
El puesto de conducción permite regular el volante sólo en altura, aunque no queda mal situado. Además, hay bastantes huecos para vaciar los bolsillos, entre otros una guantera doble, con un estante intercalado, frente al acompañante. No nos ha gustado la posición de algún mando, como el selector del ordenador de consumos, directamente sobre la instrumentación y que obliga a meter la mano para tocarlo en una incómoda e innecesaria maniobra. Tampoco es visible el regulador de los retrovisores eléctricos.
Entre sus virtudes, una suspensión cómoda pero bastante firme (lo que se acusa al rebasar los «guardas tumbados» tan habituales en las urbanizaciones periféricas) y una notable agilidad a la hora de maniobrar (9,3 metros de diámetro entre bordillos) o un maletero que con 265 litros resulta coherente y suficiente para el día a día. El coche se conduce con facilidad, la frenada es suficiente (aunque sus estrechas cubiertas 175/70 no casan bien con detenciones apuradas), la dirección es muy agradable y el cambio rápido, preciso y fácil de accionar.
En la variante analizada Tekna suma ESP, 6 airbag, doble elevalunas delantero (los traseros no están disponibles ni como extra), cierre con mando remoto, llantas de aleación, climatizador, antinieblas, control de velocidad e incluso navegador con Bluetooth incorporado o volante multifunción, todo en el precio base. De hecho, las opciones se relegan a la pintura metalizada (350 euros), por lo que no hay alternativa a otros como el alumbrado de xenón, el arranque tipo keyless o los sensores de lluvia e iluminación.
De momento Nissan sólo ofrece para este modelo el motor de gasolina de 1,2 litros, 3 cilindros y 80 CV atmosférico, al que en breve añadirá un bloque similar, pero sobrealimentado y con 98 CV que, inscrito en la corriente downsizing, resulta muy prometedor. Por cierto, de diésel nada de nada.
Volviendo a la mecánica disponible, ligada a una caja de cambios manual de 5 marchas con desarrollos finales alagados parar bajar el gasto, responde con celeridad desde parado, y aunque emite un peculiar sonido (más bien un ronco y ahogado zumbido) nunca resulta ingrata, consume poco (menos de 6 l/100 km reales ante un uso desenfadado) y permite un honesto rendimiento (170 km/h y 13,7 segundos en el paso de 0 a 100 km/h), hasta para afrontar un largo desplazamiento moderadamente cargados, aunque lo suyo son, por encima de todo, los movimientos y recorridos urbanos.
Otro apunte: muy a valorar es el sugerenteplan de financiación que Nissan ofrece en estos momentos para el Micra. Y es que aportando una entrada de 4.135,42 euros se puede adquirir por 85 euros/mes durante 36 cuotas, con un remanente final de 4.165 euros a refinanciar con un T.A.E. del 7,46%. Excelente broche para un producto robusto y fiable que, sin mayores pretensiones, resulta atractivo y convincente cuanto más se utiliza, y que aunque no sale barato está bien equipado.