Madrid 2020 se conjura en la Puerta de Alcalá para una entrada triunfal de los JJ.OO.
El arco de triunfo que Carlos III encargó a Sabatini se ha convertido en un icono de la capital de España

A las diez y media de la noche del próximo sábado día 7, la hora en que el presidente del COI, Jacques Rogge, pronuncie el nombre de la ciudad que organizará los Juegos Olímpicos de 2020 , miles de madrileños se habrán conjurado en torno a la Puerta de Alcalá para recibir triunfalmente la noticia si la capital de España es la elegida.
El Ayuntamiento de Madrid ha elegido la histórica entrada a la ciudad para instalar la pantalla gigante donde seguir en directo la retransmisión de TVE de la votación del Comité Olímpico Internacional desde Buenos Aires. Ya el pasado junio la Puerta de Alcalá fue escenario de «La noche del deporte» en apoyo a Madrid 2020 y ahora este icono de la capital espera convertirse en «un talismán» para que se cumpla el dicho «a la tercera va la vencida», según el portavoz del Gobierno municipal Enrique Núñez.
Como la plaza de Oriente en octubre de 2009 (Madrid 2016) y la plaza Mayor hace ocho años (Madrid 2012), la Puerta de Alcalá estará iluminada para ofrecer la mejor imagen de la capital en las televisiones de todo el mundo. El monumento «donde conviven pasado y presente» según la célebre canción de Víctor Manuel y Ana Belén de 1986, tiene gran experiencia en estas lides.
Ha sido cubierta con 45.000 libros para un proyecto de la Unesco en 2001, iluminada de forma especial por Pascua Ortega para la boda de los Príncipes de Asturias en 2004, ha servido de telón de fondo para la proyección de una instalación de Daniel Canogar durante la Noche en Blanco de 2006 o escenario de los conciertos de la Europe Music Awards de la MTV en 2010.
Otros acontecimientos han dejado cicatrices en sus piedras. Aún se aprecian las huellas de proyectiles cuyo origen podría remontarse a los Cien Mil Hijos de San Luis , así como impactos del atentado contra Eduardo Dato en 1921.
Sabatini y las dos caras
Construida por orden del rey Carlos III diez años después de su llegada a Madrid, la Puerta de Alcalá vino a sustituir a otra más modesta que se erigía no lejos de la actual y que conmemoraba la entrada en 1599 de la esposa de Felipe III, Doña Margarita de Austria. La antigua Madrid estaba amurallada y contaba con numerosas puertas de entrada y salida, algunas de las cuales se convirtieron con el tiempo en monumentos como la de Alcalá, la Puerta de Toledo o la Puerta de Hierro.
Para la que se levanta en la actual Plaza de la Independencia se convocó un concurso en 1769 en el que compitieron con Francisco Sabatini los dos arquitectos nacionales más destacados del momento, José de Hermosilla y Ventura Rodríguez. El italiano se ganó el favor real con dos diseños que finalmente sintetizó en uno, con dos caras distintas. En 1778 se inauguró esta puerta de estilo neoclásico que pagaron los madrileños, con sus tres arcos de medio punto y dos vanos menores que se cerraban con rejas cada anochecer.
En ambos frentes se lee la inscripción latina «Rege Carolo III - Anno MDCCLXXVIII» , la única referencia explícita al monarca en este arco de triunfo con el que Carlos III quiso conmemorar su entrada en Madrid y embellecer de paso la ciudad. Fue el primero construido en Europa tras la caída del Imperio Romano, anterior al de París y a la Puerta de Brandemburgo .
A diferencia de otros, no aparece en éste ninguna efigie del rey ni relieves que magnifiquen su persona. En opinión de la historiadora del arte Mª Luisa Tárraga , las cuatro virtudes de la Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza que representan los llamados «genios» o «amorcillos» son «aplicables a la persona de Carlos III» y en general todas las esculturas y los ornamentos del monumento, obra de Francisco Gutiérrez y Roberto Michel , «hablan de la personalidad del nuevo rey y de la abundancia y fertilidad proporcionada por la paz y la fortaleza de un buen gobierno», el de Carlos III. «Toda la decoración en su conjunto es un poema triunfal», añade Tarraga.
Madrid 2020 podría añadir el sábado un motivo más de orgullo a esta histórica puerta, declarada Monumento Nacional en 1976.
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