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Hallar los restos de Cervantes «no es uno de los trabajos más difíciles para el georradar»

Así lo asegura el geofísico que realizará la búsqueda de los restos del escritor en el convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso; dice que se trabajará con «absoluta delicadeza»

Hallar los restos de Cervantes «no es uno de los trabajos más difíciles para el georradar» aBC

E. P.

El geofísico Luis Avial , colaborador habitual de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, asegura en una entrevista con Europa Press que la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes en el convento de las trinitarias descalzas de San Ildefonso , en pleno Barrio de las Letras, «no es uno de los trabajos más difíciles que se pueden hacer con el georradar».

Con todas las cautelas posibles y a pocas semanas de que comiencen los trabajos, previstos para abril, el director técnico de Cóndor Georadar ha explicado que está «absolutamente documentado» que Cervantes fue enterrado en este convento de la orden trinitaria, «a la cual debió principalmente su rescate» cuando fue apresado en Argel, como reza la placa conmemorativa que preside un lateral del edificio. Lo que no está documentado es que el cuerpo del escritor fuera exhumado una vez que se remodeló el convento.

Sobre él se edificó la actual iglesia y se presupone que los restos óseos se trasladaron a un lateral del nuevo templo. Ahora, cuatro siglos después de la muerte del genio del Siglo de Oro, el Ayuntamiento de Madrid ha dado luz verde a una financiación inicial de 12.000 euros para iniciar la búsqueda mediante georradar, después de que la Comunidad autorizara al promotor del proyecto, el historiador Fernando Prado, a sondear el subsuelo del convento, que es Bien de Interés Cultural.

«El trabajo que se va a hacer es muy serio, esto no es una cosa esotérica», ha remarcado tras añadir que el rigor «es muy alto» pero que, en ningún caso, se puede predecir el resultado final. Esa búsqueda por georradar, con la que se persigue «identificar y dignificar la tumba de Cervantes», se centrará en una zona «muy concreta del convento», determinada por la documentación histórica, donde se trabajará con «absoluta delicadeza» y sin afectar en exceso la vida de las monjas trinitarias ya que en ningún momento se picará o dañará la planta, simplemente se escanearán las paredes del suelo.

El brazo herido en Lepanto, clave

El georradar, como ha explicado Avial, no es más que un «TAC nuclear de hospital pero móvil»: emite una ligera radiación que excita los compuestos morfológicos del subsuelo para dar con las cavidades en las que hay material osteológico. Es, en definitiva, «una radiografía algo más sofisticada de la estructura del subsuelo». Tras unas semanas de análisis de lo encontrado y la elaboración de un plano tridimensional, será el forense Echeverría quien entraría en acción.

Haciendo gala de la máxima prudencia, Luis Avial ha apuntado que no cree que tenga «ninguna dificultad en identificar los restos de Cervantes, en el caso de que se encuentren». «Entiendo que para él, que ha exhumado fosas de 100, 200 personas, va a resultarle relativamente fácil encontrar una persona con las características de Cervantes» entre los huesos que se encuentren, muchos de ellos de las monjas que habitaron el convento. Las lesiones que le dejó la batalla de Lepanto en el antebrazo facilitarían su identificación.

Hallar los restos de Cervantes «no es uno de los trabajos más difíciles para el georradar»

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