«Escudo» para más de 5.200 árboles de Madrid
Miles de ejemplares de la capital están protegidos por su tamaño o edad

Más de 5.200 árboles de Madrid tienen un «escudo» que les protege: están incluidos en el catálogo de protección del Plan de Urbanismo y son «intocables» por su excepcionalidad, tamaño o la edad que acumulan. Son los árboles singulares, ejemplares con nombre propio.
En el actual catálogo de árboles singulares del plan de urbanismo de 1997 se recogen, en fichas individuales, cada uno de estos elementos, dónde se localizan, su número de catálogo y sus condiciones, desde la altura y el diámetro de su tronco, hasta su situación fitosanitaria, la edad aproximada y su estado general.
Existen 848 fichas que recogen ejemplares arbóreos, arboledas y conjuntos singulares. Y de esos, 211 fichas corresponden a árboles singulares catalogados que se encuentran en el interior de parques históricos como los de El Retiro, El Capricho o la Fuente del Berro.
En el Rastro
El Plan General de Ordenación Urbana tiene en su catálogo de protección 5.200 árboles. Hay muchos ejemplos repartidos por todo Madrid: el chopo de la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, de más de 30 metros de altura y unos 80 años de edad; o el almez de Ribera de Curtidores, 26, en pleno Rastro, con 25 metros de altura, tres metros de perímetro y ya centenario.
Otros muchos están en el paseo de la Virgen del Puerto: olmos, árboles del amor, saúcos o pinos; y en la calle de Bailén hay cipreses, abetos y magnolios protegidos, para deleite de madrileños y turistas.
Algunos destacan de modo especial: en la calle de Carlos Arniches, número 9, hay un grupo de olmos, entre ellos un pumila de 25 metros de altura y 30 años de antigüedad y en buen estado en la actualidad. Luce su porte en una de las zonas más tradicionales de Madrid. Igual ocurre con los cipreses de gran porte de la calle de Arturo Soria, una vía en la que destacan los grandes árboles, no sólo de esta especie sino también olmos, moreras, almendros, laureles y pinos piñoneros.
Ejemplar único
No sólo el Ayuntamiento; también la Comunidad de Madrid cuenta con un catálogo de árboles protegidos. Entre ellos, el ciprés calvo del Palacio de Cristal, el ahuehuete del parterre, el arce plateado de los Jardines de Cecilio Rodríguez; y otros situados en puntos muy diferentes, entre ellos el Gingo del Palacio de Buenavista, la palmera canaria del Palacio del Marqués de Elduayen (paseo de Recoletos, 25); la encina de la antigua Universidad Central, o el enebro de Siria del Parque de la Fuente del Berro, único de esta especie en la ciudad.
Madrid es una de las ciudades de Europa con más árboles de alineación: en las aceras hay plantados cerca de 300.000. Y a ellos hay que sumar los que se encuentran en los parques: en El Retiro, hay más de 19.400, y 680.000 en la Casa de Campo.
Hay más de 227 especies diferentes, y las más populares son plátanos y olmos. Aunque también hay «rarezas» como dos cedros del Líbano, el palmito, el peral de hojas de sauce, los durillos, una washingtoniana, dos pinsapos o diez eucaliptos rojos.
El «Gran Capitán»
De ellos, sólo un porcentaje han merecido la protección. Así le ocurrió en su día a «El Gran Capitán», el que tal vez ha sido el más popular de los árboles madrileños, desgraciadamente ya desaparecido. Su historia está cuajada de leyenda: se sabe que estaba en la Colonia del Manzanares, entre el río y la Casa de Campo, y concretamente en la confluencia del paseo del Comandante Fortea y la calle de Santa Olalla.
Dicen que era un olmo, tal vez del tipo almez; se le tenía por bicentenario, aunque en este siglo ya estaba seriamente dañado. Tenía más de tres metros de perímetro y aunque fue «restaurado», las fuertes lluvias del otoño de 2006 acabaron con él.
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