Miriam González, Abogada

«España es un país de mucho talento y capaz de reinventarse»

/ LUIS VENTOSO / CORRESPONSAL EN LONDRESIr al artículo
Miriam González
Miriam González
PolíticoCastilla y LeónEntre 41 y 50 años

¿Qué consejos daría a una chica o un chico que esté pensando en hacer carrera en el extranjero como la suya?

Creo que todos los jóvenes deberían poder vivir una experiencia en el extranjero. Abrir los ojos a otras culturas, conocer gente de otros países… Te enriquece y te hace crecer como persona, aprendes a adaptarte a las nuevas circunstancias y sales de ese ombliguismo del que, desafortunadamente, ahora hacen gala algunos líderes políticos en ciertos países como el Reino Unido.

Desde que inicié la campaña Inspiring Girls, primero en Reino Unido hace tres años, y ahora internacionalmente, he conocido a miles de niñas. A todas ellas, al igual que hago con mis tres hijos varones, les digo lo mismo: que trabajen y se esfuercen, que sean constantes y también realistas. La vida nunca se presenta conforme a tus planes, pero es importante identificar las oportunidades y aprovecharlas, aunque no sean las que tú tenías en mente.

¿Es difícil para un español alcanzar el nivel de respeto y reconocimiento que goza usted en el Reino Unido o es un país que reconoce la tarea de los que llegan a vivir a él?

En el Reino Unido hay muchos españoles, y también ciudadanos de otras nacionalidades, que son reconocidos profesionalmente. Es un país que premia el mérito y el trabajo bien hecho, donde además existe una mayor movilidad entre sectores y también dentro de las empresas; por tanto, más opciones para promocionar. Cuando me vine a vivir a Londres, esa fue precisamente una de las características que más me atrajeron, así como la libertad de reinventarte profesionalmente. El Reino Unido no llega al nivel de Estados Unidos, donde se reconoce el mérito del fracaso, pero por lo menos aquí no miran qué carrera has estudiado sino las cualidades que tienes, tu talento.

¿Qué ha cambiado en España desde que usted salió?

Estoy tan a menudo en España que a veces me cuesta tener la perspectiva necesaria para verla como uno de fuera. Es evidente que ha dado un giro radical en poco tiempo, es un país moderno, abierto al exterior, con una economía en alza y una clase profesional y empresarial de primera línea. Pero ya en los ochenta cuando me fui a vivir a Bruselas la corrupción ocupaba un papel importante, al igual que la cerrazón de los partidos políticos a adoptar medidas de calado para cambiar el sistema. Más de tres décadas después, la corrupción y la cerrazón a reconocerla y solucionarla siguen igual, o quizá incluso peor. No obstante, España es un país con muchísimo talento y optimista, capaz de reinventarse.

¿Qué cree que le falta a España para acabar de superar esas dudas que a veces parece que la atenazan?

Los españoles siempre hemos sufrido de un complejo de inferioridad que nos cuesta quitarnos de encima. Es hora de ser más realistas con nuestros méritos y también con los deberes que nos faltan por hacer.

¿Cuál es su proyecto estrella para el año que viene? ¿Tiene muchas esperanzas cifradas en la expansión internacional de su fundación?

Mi proyecto es algo tan sencillo como defender más abiertamente mis convicciones y los valores éticos y políticos en los que creo. El año 2016 ha sido el momento en que muchos nos hemos dado cuenta de que si seguimos callados no vamos a poder dejarles a nuestros hijos una sociedad libre, prospera y optimista, donde se valore la libertad individual, la iniciativa, el compromiso, el multilateralismo, la racionalidad, el europeísmo… Hemos defendido nuestros valores solo con sordina, porque veíamos como se destruía a quienes los defendían abiertamente. Yo lo he visto muy de cerca, con el linchamiento público de mi marido por la prensa conservadora en el Reino Unido. Pero creo que muchos nos hemos dado cuenta de que ese es un precio que merece la pena pagar, porque la alternativa es una sociedad cerrada, proteccionista, donde cada uno va a los suyo, una sociedad donde los poderosos mandan y los demás simplemente aceptamos con resignación, una sociedad de pan y circo. Y esa no es la sociedad que quiero para mis tres hijos.

¿Y la fundación?

Sí, a nivel más práctico, terminamos el año lanzando el proyecto de Inspiring Girls en España y es fantástica la acogida que está teniendo. Durante 2017 haremos varios actos importantes en distintas comunidades autónomas y confío en que llegue a todo el país para finales de año. En los próximos meses llevaremos la campaña también a Italia, Zambia y Latinoamérica. Hay mucho planes y mi sueño es que Inspiring Girls sea una organización verdaderamente internacional, capaz de generar un movimiento de niñas y mujeres en todo el mundo que ayude a romper los estereotipos de género que limitan las aspiraciones de las más jóvenes.

¿Qué tal ha ido su libro de cocina? ¿Ha convencido a los británicos de que hay vida gastronómica más allá de los precongelados al micro ondas?

El libro fue, ante todo, un proyecto para recaudar fondos para Inspiring Girls, con el que me lo pasé muy bien y, desde luego, sin pretensiones de dar lecciones a nadie, sino de compartir algunas recetas y anécdotas que han marcado distintos momentos de mi vida. En mi opinión la cocina no es solo comida, es la conversación de la sobremesa, el acordarte de tu abuela cuando cocinas su receta, el dedicarle tu tiempo a los que quieres para que puedan disfrutar con el plato que les gusta… La cocina británica ha cambiado mucho en estos años, hay sitios estupendos y cocineros fantásticos. Pero en lo que se refiere a la cocina ¡les seguimos ganando!

PolíticoCastilla y LeónEntre 41 y 50 años
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