artes&Letras
El Greco en la intimidad: La vida privada de Doménikos Tehotocópuli (I)
¿Cómo era El Greco íntimo ? ¿Cuál fue su concepción de la familia, del amor, de la amistad ? Conociendo la aureola de misterio que bordea los perfiles de su vida y de su talante, plantearse estas preguntas tiene no poco de osadía, y sus posibles respuestas mal pueden traspasar el límite de lo potencial o de lo verosímil.
Hemos manifestado largamente en este espacio que poco es lo conocido acerca de la vida del pintor , y que aun ese poco no está exento de controversia. Es muy tentador ceder al estímulo intelectual que suscitan los interrogantes expuestos, esbozar hipótesis nutridas por ciertos rasgos de carácter que se siguen de algunos de los episodios de su vida de los que sí tenemos testimonio documental. Sin embargo, por más plausibles que sean las conjeturas que propongamos, siempre hallarán un contrario que sea igualmente aceptable, posible y hasta probable. No hemos querido claudicar ante la nebulosa que envuelve este plano del temperamento de nuestro artista, pero tampoco hemos querido incurrir en la fatua tentación de proponer supuestos, más o menos ingeniosos, imposibles de probar, al socaire de una paradoja que, con frecuencia, alimenta hipótesis de toda suerte: lo que carece de realidad para ser probado carece de esa misma realidad para ser refutado. Creemos que todo aquello que circunda la vida y la obra de El Greco es ya lo suficientemente oscuro como para poner vano afán en enmarañarlo y confundirlo aún más. Por ello, secundando una tónica que da homogeneidad a cuanto hemos escrito en este itinerario que nos conduce a la celebración de 2014 , nos regimos, una vez más, por dos actitudes: en primer lugar, por la humildad de elucidar lo que parece ser un enigma que acompaña al genio, su vida y su carácter; en segundo lugar, por el rigor, avalado por el dato irrebatible o por el postulado comúnmente admitido. Desde esa posición, ofrecemos esta nueva perspectiva de nuestro artista .
El Greco y las mujeres
El vitalismo del que el Renacimiento había hecho bandera, la propia sensibilidad de un hombre del genio de El Greco, con una indiscutible inclinación hedonista, hace prender, espontáneamente en el pensamiento la hipótesis de que, en la vida del pintor, las mujeres desempeñaran un importante papel.
Mujeres de novela
En el año 2008, la editorial Planeta publica Las damas ocultas del Greco , novela histórica de Silvia Plager, en que se recoge el episodio de su relación con Jerónima de las Cuevas , mujer que alumbró al único hijo del artista del que tenemos noticia veraz, Jorge Manuel; sin embargo, en corresponsión con su título, la novela nos habla de una esposa, Helena, a la que El Greco dejaría en Creta y de la que nunca más recibiría noticias. De la misma manera, nos informa del vínculo que habría unido a nuestro pintor con Irene di Spilimbergo, nacida en 1541, precisamente el mismo año en el que nació El Greco. Esta artista italiana del Renacimiento ha dejado una estela legendaria apta para ser literariamente emparejada en lance amoroso con uno de los hombres más enigmáticos de la historia del arte; de hecho esta fue alumna de Tiziano, que se ocupó de inculcar en Irene el sentido de la belleza que se deriva de la armonía de los colores y del equilibrio ente lo simple y lo verdadero. Su muerte en el año 1559, nos lleva a afirmar que la relación que establece la novelista entre Irene di Spilimbergo y El Greco es pura ficción . A este nombre, habría que unir el de dos criadas que cruzarían sentimentalmente sus vidas con la de El Greco, una de las cuales, llegaría, incluso, a dar a luz un hijo del artista. En definitiva, al amparo del enorme éxito cosechado en las últimas décadas por la novela histórica, la autora nos ofrece un fresco de la vida cotidiana del quinientos donde –como es habitual en el género– se entremezclan los datos fehacientes con las licencias ficcionales . Lamentablemente, es magro el material que, sobre la vida amorosa de El Greco, se registra en esta novela.
La familia originaria de El Greco
La enervante falta de noticias biográficas sobre nuestro artista se inicia en los primeros años de su existencia y afecta también a su seno familiar. Por tanto, toda voluntad de despejar las incógnitas de su carácter por medio de indagaciones hechas en el ámbito de su familia originaria no servirá para disipar nuestras dudas. Adolecemos, también en este orden, de elementos que nos permitan juzgar si, a los lazos de consanguinidad, El Greco unió una mayor o menor intensidad sentimental. De entre todos los miembros de su familia, merece destacarse, por la importancia que tuvo en la vida del artista, su hermano mayor, Manusso, que parece que pudo tutelar al joven Doménikos, al que seguiría unido de por vida, como demuestra el hecho de que fuera a morir junto a él en el año 1604, en Toledo, adonde había llegado un tiempo antes, probablemente apremiado por las deudas no saldadas en Venecia. Pese a lo dicho, poco podemos inferir del carácter de El Greco por el vínculo que mantuvo con su hermano. Una vez más un velo oscuro emboza la personalidad del artista.
La familia toledana
No aventuramos conjeturas, pero apuntamos que algunos piensan que en el famoso cuadro Dama del armiño representó a una hija y que entre las mujeres del Expolio y en las Sagradas Familias aparecerían su mujer y su suegra. No tenemos certeza de ello. Sí es cierto que en el poder que otorga a su hijo en 1614 para que haga testamento en su nombre solo habla de Jorge Manuel, citándole como hijo, y de doña Geronima de las Cuebas (sic), a la que no se cita como su mujer.
De estas y otra cuestiones daremos cuenta en la próxima entrega de esta serie de artículos, cuyo objetivo es hacer patente la figura de El Greco y animar a las personas a profundizar en la cultura conociendo su obra.


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