«Soy vecino de Santiago y me doy cuenta de que la situación del partido era insostenible»
Recuerda con «nostalgia y cariño» esa foto de la Ciudad de la Cultura de todos los miembros de la candidatura popular a las municipales de 2011. Él la cerraba en el puesto 25. Ahora pasa a ser número uno
Es la carrera más dura a la que se ha enfrentado hasta ahora y lo hace con una lesión de menisco. Aún así, esta vez lograr el éxito no dependerá tanto de su rodilla como de su cabeza. Junto a él, un equipo diseñado en su gran mayoría a su imagen y semejanza lo acompañará en la ardua tarea de recuperar la normalidad en una ciudad que ha vivido durante tres años al ritmo de los golpes judiciales que recibía su gobierno. Entre abrumado por lo que se le viene encima y deseoso de triunfar se encuentra Agustín Hernández, actualmente en terreno de nadie. A la espera de ser investido alcalde de Santiago en sustitución de Ángel Currás, ya empieza a trazar sus líneas de gobierno con mano tendida a una oposición que ha tardado poco en levantarse en armas.
—Han pasado más de dos semanas desde que Feijóo le comunicó su nuevo futuro. ¿Se lo esperaba hace un mes?
—Ni remotamente.
—¿Pensó en negarse cuando se lo dijo?
—No se planteó porque de un análisis sosegado de la situación creada como consecuencia del auto que obligaba a dimitir a los siete concejales, pocas salidas alternativas había.
—O sea, que se lo olía.
—Cuando recibimos el auto, lógicamente era una posibilidad. Luego, tal y como se fueron desarrollando los hechos a partir de ese lunes hasta el lunes siguiente, se veía cada vez más claro que no había otra alternativa. La mejor salida era que Currás presentase la renuncia y a partir de ahí, poco más había que pensar.
—Ha afirmado que se hicieron algunas cosas mal durante estos tres años de gobierno. ¿De quién es la culpa?
—No hay una única razón, una única causa ni una única persona que se haya equivocado. La realidad es que ha habido diferentes acontecimientos que han traído como consecuencia esta situación. Hecho el diagnóstico, creo que ahora toca hablar de futuro, de que en Santiago se abre un nuevo episodio que durará hasta el 24 de mayo del 2015.
—¿Pero fue un error avalar a Gerardo Conde Roa como cabeza de lista?
—Sería una irresponsabilidad e incluso injusto decir que aquella candidatura no era adecuada o que se cometió un error validándola. Ahora es muy fácil decir que había cuestiones ligadas al cabeza de lista que todo el mundo conocía. Yo por ejemplo no las conocía. Había mucha ilusión y ganas de cambiar la manera de hacer política. A lo mejor no se reflexionó adecuadamente de cómo se hacían esos cambios en el Ayuntamiento o de cómo se entraba a gestionar una administración que tenía una inercia de muchísimos años, pero claro, ahora es fácil decirlo porque el resultado es el peor de los posibles.
—¿Cree que mantener a Currás permite ofrecer una imagen de renovación?
—Mi única preocupación ahora es que el grupo funcione de manera coordinada y con dirección única. A partir de ahí, la decisión que tome Currás será la que él tome en relación con esa hipotética salida de su condición de concejal.
—De ese nuevo grupo, siete son no electos. ¿Por qué no tiró de la lista?
—Cuando me encargué de liderar este proyecto había dos concejales que no habían tomado una decisión al respecto de si querían hacerse con el acta o renunciar a la misma. Les pedí total libertad para tomar una decisión, no porque considere que las personas que iban en la candidatura eran más o menos competentes para ser concejales, sino porque está claro que esta es una situación anormal que requiere de personas que gestionen la ciudad en once meses de una forma excepcional, con un perfil que mezcle preparación técnica y componente político. Y eso es lo que busqué.
—La junta electoral ha dado el visto bueno a estos nombramientos, pero la oposición ya ha presentado recursos. No parece que se lo vayan a poner fácil estos meses...
—He podido hablar en varias ocasiones con los portavoces de la oposición. Lo seguiré haciendo con independencia de la actitud que adopten, pero en todo caso les pido responsabilidad y prudencia. Santiago necesita urgentemente recuperar la normalidad.
—¿En esas charlas les abrió la puerta de las juntas de gobierno dado que los no electos no pueden participar?
—Ese es un tema que jurídicamente no está cerrado. De hecho, hay un informe del secretario del Ayuntamiento que dice que los concejales no electos tienen los mismos derechos y obligaciones que los electos.
—Pero hay una sentencia del Tribunal Constitucional que lo impide.
—Pero no se refiere exactamente a concejales. En todo caso, es un tema que vamos a analizar con la mayor prudencia. Lo que les trasladé a los portavoces de la oposición es la voluntad de intentar gestionar con normalidad el Concello. El portavoz del PSOE me trasladó la posibilidad de que, una vez como alcalde, estaría en condiciones de hablar de proyectos que pudieran concitar consenso.
—¿Por ejemplo?
—No lo sé exactamente. Yo lógicamente considero que la política es discrepancia, pero también búsqueda de puntos de encuentro. Soy consciente de la limitación temporal de este periodo. Por lo tanto, deberíamos intentar llegar en las mejores condiciones al mes de mayo para que hablen los ciudadanos.
—¿Y cree que los vecinos de Santiago olvidarán en once meses estos tres años de convulsión interna en el PP?
—En eso voy a centrar mi esfuerzo. Hay que trasladar a los ciudadanos que el gobierno local ha funcionado, pero también, y eso es evidente y por eso hay que pedirles disculpas, ha cometido fallos. Quiero que valoren la gestión de aquí al mes de mayo y lógicamente nos hagamos acreedores de su confianza.
—Entiendo que ya se coloca como el candidato del PP a las municipales.
—Espero, deseo y voy a trabajar, en paralelo a impulsar la gestión municipal, para ganarme la confianza y el respaldo de los militantes del PP en Santiago, que es el principal objetivo de cara a conseguir que los órganos del partido me designen candidato para 2015.
—Pero no se presentará a pecho descubierto, manejará alguna encuesta sobre su valoración en Santiago.
—Ni he solicitado ni he hecho ningún análisis al respecto de qué posibilidades tengo de continuar siendo alcalde en 2015 o de qué salida puedo tener si no llego a ese objetivo. Creo que es evidente que la ciudad demandaba, justa o injustamente, un cambio de rumbo en el Concello. Soy vecino de Santiago y me doy cuenta de que la situación del Partido Popular —por muchos motivos, algunos propios y otros ajenos— era insostenible. Lo que sí observo con cierta satisfacción es que los vecinos que se han acercado a saludarme me desean suerte y luego hay una cierta visión de simpatía en relación con el paso que he dado. También hay escepticismo al respecto de si este paso lo he dado a pecho descubierto o voy con una red. Insisto, no voy con ninguna red. He venido a Santiago para sacarlo de una situación complicada y para intentar triunfar.
—Ya hay quien lo señala como el «delfín» de Alberto Núñez Feijóo.
—Eso es política ficción. Hay gente que tiene mucho tiempo para pensar.
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