Currás se queda, junto a un edil del PSOE, como únicos imputados en Santiago
Feijóo reta a los socialistas a seguir su ejemplo en Lugo y Orense, pero «no se atreven a hacerlo», les reprocha. El BNG evita responder sobre Monforte
Alberto Núñez Feijóo fue uno de los primeros dirigentes de su partido que analizó el fondo de los resultados electorales del pasado 25 de mayo , en los que atisbó un peso no menor de los casos de corrupción, y empezó a actuar en consecuencia. Lo hizo en el ayuntamiento liderado por los populares que más azotes judiciales ha recibido desde que el partido ganó las municipales de 2011: Santiago.
En cuestión de días, el presidente de la Xunta y también líder del PPdeG ha dejado el Concello casi limpio de imputaciones en lo que a su bando se refiere: primero se marchó el exedil de Deportes , Adrián Varela, imputado en la «operación Pokemon»; luego cayó el jarro de agua fría en forma de condena por prevaricación a siete concejales ; pocas horas después otra implicada en la «Pokemon» decidía abandonar , y este lunes caía el último con una mancha judicial: el todavía alcalde, Ángel Currás , sustituido en pocos días por el conselleiro Agustín Hernández. Si Currás finalmente abandona su acta de edil, la limpieza sería total.
El escenario que refleja ahora la capital de Galicia es muy diferente al de apenas dos semanas. Junto al regidor, solo un político guarda problemas con la Justicia, y paradójicamente se trata de un concejal de esa oposición que tanto reclamó una regeneración en el Ayuntamiento: el socialista Bernardino Rama , imputado en la «Pokemon».
La actuación de Feijóo en Santiago complica ahora las salidas del PSOE en casos similares, como en Lugo y Orense, con alcaldes y ediles imputados. Aunque desde las filas socialistas se insiste en que las situaciones no son comparables, lo cierto es que la pelota ya no está en el tejado del presidente autonómico, sino en el del líder de los socialistas gallegos, el lucense José Ramón Gómez Besteiro. También en la Diputación que éste preside se ofrece cobijo a personas imputadas, como el propio portavoz del ente provincial.
Precisamente Feijóo utilizó este miércoles la situación de la Diputación lucense y la de los concellos de Lugo y Orense para afearle los comentarios críticos que desde la esquina de enfrente en el hemiciclo de la Cámara gallega le lanzó el portavoz parlamentario del PSdeG. José Luis Méndez Romeu lo invitó a pedir perdón por la crisis generada en Santiago y reprobó el nuevo equipo que gobernará la ciudad, encabezado por Hernández y compuesto, en gran parte, por ediles no electos al no ser suficientes los de la lista. «En Santiago aplicamos la ley de la misma manera que la aplican ustedes en Ames», donde los concejales socialistas actuales no integraron la candidatura, indicó Feijóo.
Pero por encima de todo lo demás, para el titular autonómico hay una máxima que él, afirma, sigue a rajatabla tanto en la Xunta como en todos los municipios y diputaciones liderados por el PP: asegurar la gobernabilidad . Caso contrario pasa, según sostiene, en las corporaciones gobernadas por el PSdeG. «En Lugo y en Orense, ni tienen presupuestos ni tienen gobernabilidad», criticó, para luego realizar una radiografía rápida sobre lo que le ocurre a la formación de Besteiro una vez enterrado el filón compostelano: «El cambio en Santiago es lo que ustedes desearían en Lugo y en Orense, pero no se atreven a hacerlo», sentenció.
«No son delincuentes»
Feijóo no solo retó a los socialistas a predicar con el ejemplo y no solo con la palabra. Extendió su desafío al BNG, que con su apoyo sustenta a los gobiernos de la capital lucense y orensana. «¿Van a mantener a los alcaldes pluriimputados sí o no?», le preguntó al nacionalista Francisco Jorquera en un cambio de roles. El careo entre ambos se tradujo en una enumeración de incisivos adjetivos por parte del portavoz parlamentario de los frentistas al referirse a la coyuntura compostelana —«insostenible», «esperpéntica»— y un recuento de ayuntamientos donde el Bloque también revela sus «miserias» durante los dos turnos de palabra del presidente autonómico.
De hecho, éste recordó que los ediles nacionalistas actuales de Ribeira y Vilalba «no iban en las listas» y también sacó a relucir el caso de Monforte, ayuntamiento gobernado por el BNG que pagó el abogado de un exconcejal. Según denunció el PP local el martes, se trataría de una defensa a raíz de una cuestión personal. Jorquera esquivó la alusión y volvió al punto de partida: «Santiago, la crónica de una muerte anunciada». «Di la cara», replicó Feijóo, que también aprovechó para destacar una convicción: los siete ediles condenados por prevaricación «no son unos delincuentes», atajó.
La «condena» de AGE
Los argumentos de Lugo y Orense no sirven en el caso de la coalición entre Anova y Esquerda Unida dada su escasa representación municipal. Por eso, para el turno de la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, el líder gallego empleó tres hechos: la estrepitosa entrada de Carmen Iglesias en el Parlamento como recambio del exdiputado David Calviño y de cómo el grupo de Díaz la «condenó y expulsó»; la reciente imputación de la que estaba llamada a ser la sustituta de Calviño, y la situación de los alcaldes de AGE, en el cargo pese a acceder bajo las siglas del Bloque. Por todo ello, rechazó lecciones de «regeneración democrática» de la boca de Díaz.
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