La dirección provincial del PP de La Coruña, clave en el desenlace
Currás quiso presentar a su nuevo gobierno el viernes; el PP le sugirió que retrasase el paso
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Hace meses que Santiago de Compostela quita el sueño en cuatro escritorios ajenos al propio Ayuntamiento. El uno, en la Plaza de María Pita. No muy lejos, en La Coruña también, el despacho está en la avenida del Alférez Provisional, número 2. Dos son las agendas en San Caetano donde palpita el asunto: la de Alberto Núñez Feijóo, y la de Alfonso Rueda.
Los dos primeros inquilinos, presidente y vicepresidente provincial del PP de La Coruña, amén de alcalde de la ciudad y presidente de la Diputación, respectivamente, son partidarios, desde hace tiempo, de terminar con el rosario de titulares compostelanos con que cada mañana se lamina la imagen del partido. Independientemente de la sentencia que a la postre condenaría a siete concejales , Currás tiene que caer para salvar algo de crédito en la capital de Galicia, a la que dan por perdida electoralmente. Pero sobre todo para devolver fortaleza al partido en la provincia (está en juego la Diputación) y, por extensión, en toda Galicia.
Agustín Hernández es, fue siempre —incluso tras la dimisión del primer alcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa—, el nombre de futuro, pero la dirección provincial del partido considera que no debe ser un candidato de última hora, sino que ha de sustituir ya al alcalde para salvar lo que quede de mobiliario . La opción, que Calvo y Negreira plantean a Feijóo hace dos meses, tiene dos inconvenientes: Hernández no quiere dejar la Consellería de Medio Ambiente y coger las riendas de la capital de Galicia con tan poco margen temporal de actuación y, más importante: Feijóo no está dispuesto a prescindir de quien es, junto a Alfonso Rueda, uno de sus hombres fuertes en Xunta y partido.
La condena a los siete ediles y su dimisión precipita los acontecimientos . Más aún, el empeño de Currás por correr a poner lo que el partido considera «un parche insuficiente para el tamaño de la fuga», hace que los móviles de Negreira, Calvo, Feijóo, Rueda y el propio Currás no dejen de conectarse entre sí desde el pasado lunes.
Abocado, no obligado
Currás está dispuesto a presentar su nuevo gobierno el pasado viernes. Pero la dirección provincial le sugiere que no lo haga. A partir de ahí nadie presiona al ya exalcalde, no se reúne con Rueda ayer —como resuena en los mentideros periodísticos—. El silencio de unos y los mensajes vía prensa de otros le dejan claro que está solo. Tampoco el PP de Santiago se opone a que salga: nunca fue su líder. Hernández acepta disciplinado. Pasa de ser el 25 de la lista, al número 1. Cumple la condición de ser concejal electo, imprescindible para ser alcalde y, pase lo que pase, el colchón de que unos cuantos «le deben una» desde ayer.
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