DEPORTE FEMENINO
Firmes raíces en el hockey hierba
Lola Riera escribe su historia desde la formación en las escuelas municipales hasta ser una pieza clave de la Selección española
Rearma los brazos, que toman con una mezcla de sobriedad, firmeza y delicadeza el stick, y golpea con depurado ímpetu la pelota. ¡Plac! El esférico, a la red. «Técnica. Habilidad. Capacidad táctica. Disciplina. Esfuerzo. Y ganas de disfrutar el deporte; si en lo que estás haciendo no disfrutas no puedes destacar», argumenta una de la grandes referencias españolas del hockey hierba sobre esos ingredientes que debe tener el jugador. El narrar su vida y su deporte o el cómo le cambia el gesto cuando vestida de corto empuña el stick y golpea la bola ya dejan meridianamente claro que lo de Lola Riera Zuzuarregui (Valencia, 25/6/1991) con el hockey hierba es pura pasión.
La historia de Lola, quien es una de las claves de la Selección española, es de las que está bien arraigada, de las que las raíces son fundamentales. «A los cuatro años ya estaba detrás de mis dos hermanos mayores con un palo en busca de la pelota», recuerda, al tiempo que reconoce que fue «muy importante para comenzar a entrenar y a competir cuando entré en la escuela deportiva municipal de Valencia (FDM) . Allí crecí hasta que a los 14 ó 15 años ya fue cuando entré con la Selección».
La valenciana se formó en las instalaciones municipales y pronto formó parte del Plan de Detección de Talentos. «Es una mezcla de formación, de enseñanza, de observación y seguimiento», subraya Lola, que llegó a las categorías inferiores de la Selección femenina de hockey hierba en 2006 para competir en un Europeo sub’16, precisamente disputado en la ciudad del Turia, para no dejarla nunca. «Ese momento de entrar en la Selección y la ayuda de mis hermanos, con los que cuando jugaba acabábamos dándolo todo, fueron claves para entender que podía dedicarme a esto en serio».
También fue momento de tomar una decisión importante. Pasó un año de viajes incontables entre Valencia y Madrid para estar en el CAR. Pasada esa etapa, decidió con el apoyo de sus padres marcharse a Madrid y enrolarse en el SPV Complutense, donde ya lleva seis temporadas.
Un sueño llamado Río
Lola está totalmente consolidada con el combinado nacional absoluto tras pasar por las categorías inferiores. Países como Holanda, Australia y Argentina son las grandes potencias, pero la valenciana augura un buen futuro para las chicas de España. «Nos llevamos un chasco al no clasificarnos para Londres. Pero la Selección está muy concienciada de lo que falta, que es trabajar el triple y ser conscientes durante todo el año de que no sólo se es jugadora de la Selección durante el mes del torneo, hay que serlo todo el año», explica Lola, quien describe que «somos un equipo joven y eso también es bueno porque se puede estar mucho tiempo con las mismas jugadoras para conseguir esa idea de bloque. Y además hay mucha ilusión».
Tiene Lola una ensoñación olímpica: «Ganar unos Juegos. Bueno, hacer unas grandes Olimpiadas, ir a los Juegos y luego ganar». En el horizonte, está Río 2016. Como aliciente, el preolímpico se disputará en junio de 2015 en Valencia, en esa pista azul de Virgen del Carmen Beteró que bien conoce Lola.
La valenciana, estudiante de Medicina y con expectativas de especializarse en cirugía, goza de una beca para estar en la residencia Blume, que le permite también seguir sus estudios. Le refuerza el haber pasado a formar parte del Proyecto FER de la Fundación Trinidad Alfonso: «Es un respaldo que nos da mucha seguridad y apoyo personal. Mi propia selección no tiene patrocinador. Ahora mismo yo tengo uno y muy bueno».
Lola, para quien el hockey es su vida, pero que sabe de lo corto que es el camino deportivo, toma como referencia al mítico Juan Escarré. La valenciana seguirá llevando al límite su esfuerzo e ilusión y la esperanza de hacer algo grande con la Selección en cada entrenamiento y cada uno de esos partidos en los que resuena el ¡plac! y sus goles.
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