a punto
Barbaritat valenciana
REPARO en una de las tiendas existentes en una de las entradas al Mercado de Ruzafa. Se exhibe una camiseta que lleva impresa la leyenda «Barbaritat Valenciana», debajo de un remedo del yelmo que la tradición puso en la cabeza del Rey don Jaime I. No era la primera vez que la veía, pero en esta ocasión la estúpida sátira en que se ha transformado el icono de la principal institución política valenciana, así como su denominación, me incentiva.
Si el autor de la caricatura pretendía hacer una crítica contra el actual inquilino de nuestra Generalitat, incluso en el caso de querer elevar el tono de la misma hasta el denuesto, debió personalizar su censura ad hóminem, pero en ningún caso llevar su fobia al extremo de la ridiculización del propio nombre del organismo del autogobierno valenciano.
Tengo por seguro que una ofensa como la que se estampa sobre el tejido de esta camiseta es consecuencia de la moda alentada por la diputada de Compromís, Mónica Oltra, que consiguió tiempo atrás hacerse de notar a base de exhibir este tipo de prendas pintarrajeadas con toda suerte de reclamaciones, mensajes o descalificaciones. Por cierto, los asesores de imagen de Compromís, que haberlos haylos, han hecho ver a Oltra lo muy inconveniente que puede ser de cara a un futuro tripartito, empecinarse en la exhibición de este tipo de ropa. Y, por lo que parece, Mónica Oltra ha tomado buena nota y ha modificado su vestuario hasta el punto que ha dejado de llamar la atención, al menos, por este concepto.
Una broma de tan escasa gracia como la que se pretende estampando «Barbaritat Valenciana» sólo es posible en nuestra tierra. No me veo a ningún artista catalán, por muy cabreado que pueda estar por culpa de alguna de las putadas que les haya hecho su presidente, Artur Mas, ya sea en forma de subida de impuestos, pérdida de servicios, e incluso por haberles metido en el berenjenal del referéndum soberanista haciendo este tipo de chacota con su Generalitat. Aquí, sí. La autoflagelación forma parte de nuestro modo de ser. Hay que ser muy majadero para hacer una estampación así y, más aún, para pagar los 15 euros que piden por semejante samarreta.
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