Sin versión 2.0

Determinados argumentos políticos que de repente ahora parecen novedosos, al menos para algunos, son los que viene defendiendo desde que fuera nombrado presidente de la Comunidad en 2001, Juan Vicente Herrera. Y lo viene haciendo con la misma seguridad y confianza de siempre, la misma que manifiesta en la actualidad cada vez que aborda alguna de estas cuestiones. Pero es que Herrera es el mismo de hace 14 años. El llamado «nuevo tiempo» no le ha influido demasiado. La «nueva forma de hacer política» de los partidos que ahora parecen estar tan de moda, tampoco. No hay versión 2.0 de Herrera, pero es que tampoco hace falta. Su veteranía, su idea clara de Castilla y León y, sobre todo, su forma de gestionar lo público está asentada sobre unos cimientos permanentes: apuesta por los servicios públicos, creación de empleo y políticas sectoriales que redunden en la mejora de la economía de Castilla y León.

Es difícil saber si Herrera fue el primero en hablar de forma seria sobre la necesaria regeneración democrática que ahora capitalizan otros, pero ya en 2013 alzó la voz a favor de lo que hoy parece una auténtica reclamación social: limitación de mandatos de los políticos, listas abiertas... En la actualidad todos los partidos, incluido el PP, se suman a estas propuestas en una carrera un tanto desesperada por ver quién está más cerca del ciudadano, lo que en estos días, sin embargo, contribuye a lograr el efecto contrario por resultar poco creíble.

Igualmente, si uno analiza sus primeros discursos de investidura comprueba que sus prioridades y sus obsesiones han sido siempre las mismas. Autonomismo útil, diálogo social, apuesta por mejorar la calidad de vida de las familias independientemente de donde vivan... Viejos problemas y una misma hoja de ruta. La que se puede defender desde la confianza que transmite quien, como él mismo dice, conoce muy bien esta Comunidad.