sociedad
La familia Marichalar despide a su matriarca con un funeral en Soria
Todos los hijos de Doña Concha han asistido a la eucaristía para dar gracias al Señor «por todo lo que han compartido con ella»

Estaban todos. Amalio, Ana, Álvaro, Jaime, Luis e Ignacio. Los seis hijos de Concepción Sáez de Tejada, «doña Concha», fallecida el pasado 13 de marzo a los 85 años de edad, han acudido juntos este sábado a Soria para despedir a la matriarca de la familia Marichalar en una misa funeral oficiada en la iglesia de Santo Domingo que ha congregado a más de un centenar de vecinos. Considerada «un ejemplo» para todos por la transmisión de sus valores cristianos, según su primogénito, Amalio de Marichalar, la figura de la condesa de Ripalda ha sido recordada por su valentía para «sacar adelante» el hogar familiar tras la muerte de su marido en 1978. «Con mi madre hemos tenido la suerte de estar con ella muchos años y nos ha trasmitido los valores cristianos que tenemos que ir todos los días consolidando, porque es el verdadero camino», ha destacado el XI conde de Ripalda, convencido de que Soria fue para doña Concha «su verdadero sitio». Allí vivía largas temporadas, entre su finca El Garrejo, en Garray, y el palacio de los San Clemente, frente al Instituto Machado de la capital, y allí descansan ahora sus restos, junto a los de su marido, Amalio de Marichalar y Bruguera.
El presidente del Cabildo de la Concatedral de San Pedro, Carmelo Enciso, ha sido el encargado de oficiar la misa funeral, que por deseo expreso de la familia ha sido una eucaristía de acción de gracias al Señor «para reconocer lo que han podido compartir con ella durante la estancia en esta vida». Enciso ha apuntado que han querido agradecerle tanto sacrificio, tanto trabajo, todo lo que ha hecho de manera especial por ellos, cuidándoles cuando eran pequeños, su preocupación cuando estaban estudiando y, ahora ya mayores, también por la de sus nietos». Incluso ha señalado el reconocimiento a la educación recibida, «donde todos tienen una carrera y un modo de vida».
En su retrato de Concepción Sáez de Tejada, el presidente del Cabildo describió a una persona sencilla, dialogante, generosa y cariñosa que ha hecho de su vida cristiano un ejemplo, «una luz que iluminó su vida» y que «puede ser un ejemplo para nosotros, para que sigamos sus huellas».
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